Los primeros combatientes asesinados, sin duda, fueron los del Hospital Civil Saturnino Lora, detenidos con Abel Santamaría. El Saturnino Lora había sido ocupado en acción sincronizada con la toma de la posta tres, e igualmente de la Audiencia. Mientras el propio jefe de la acción, Fidel Castro, tomaba la posta con un contingente de sus compañeros, Abel Santamaría, segundo jefe, ocupaba el Hospital Civil -frente al Moncada- que constituía la retaguardia. La toma del hospital evitaba que esa posición estratégica la ocuparan elementos del regimiento y desde allí atacaran a los combatientes que asaltaron la fortaleza.
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A
pesar de vestirse como médicos y pacientes, los revolucionarios fueron
delatados por uno de los allí presente durante las acciones y fueron vilmente
torturados y asesinados.
Nació
el 20 de octubre de 1927 en el Central Constancia, municipio de Encrucijada,
Las Villas. Abel, junto a su hermana Haydée, a su hermano Aldo, a Aida y Ada,
pasaron su niñez y adolescencia en un ambiente rural e industrial a la vez, ya
que su medio era la agroindustria azucarera. Con grandes deseos de superación,
después de vencer la enseñanza primaria y secundaria, decidió viajar a La Habana, donde trabajaba un
primo suyo. Haydée, la más apegada a él de sus hermanas y con intereses
similares, al que se debe agregar la vocación política, también viajó a La Habana y finalmente
alquilaron un apartamento en el barrio del Vedado. Abel y Haydée se
identificaron como la mayoría de la juventud cubana con el Partido del Pueblo
Cubano (Ortodoxo).
Abel
estaba en contra el golpe de estado de 1952, al igual que su hermana Haydée. Un
día, en que se conmemoraba la muerte de un obrero asesinado por la policía en
el anterior gobierno, coincidieron en el Cementerio de Colón Abel Santamaría y
Fidel Castro. Fueron presentados por una amiga común y nació de inmediato una
amistad que se enriquecía por la coincidencia de criterio sobre cómo sacar a
Batista del poder y llevar a delante, con mayor profundidad las premisas del
Partido Ortodoxo y realizar una revolución nacional liberadora. Por las características
personales de Abel, un joven muy organizado, de seriedad probada y discreción extraordinaria
llegó a ser, según lo expresa el propio Fidel en el juicio del Moncada "el
alma del movimiento". Hecho
prisionero, junto a su hermana Haydée y Melba Hernández, que fueron para servir
de enfermeras en caso necesario, ya que habían participado con los demás en la organización
del Movimiento, fue conducido prisionero junto a los demás revolucionarios bajo
su mando. Los torturadores militares querían arrancarle de los labios el nombre
del Jefe del Movimiento y sus planes pero Abel guardó silencio al igual que los
demás, luego de sacarle un ojo y torturarlo horriblemente, lo asesinaron.
“Pongamos
en la cima del turquino la estrella solitaria” Nació el 14 de diciembre de
1928, en Santo Suárez, La
Habana. Maestro, poeta, combatiente, Raúl Gómez García es uno
de los más claros exponentes de la magnífica juventud que, con Fidel a la
cabeza se lanzó a al asalto revolucionario el 26 de julio de 1953 con sólo 24
años, había desarrollado y madurado profundamente su pensamiento político. Las
ideas y el programa martiano estaban enraizados en lo más íntimo de su
personalidad. Así expresaba en uno de sus poemas, “Reclamo del Centenario”:
“Maestro, bajo tu frente enorme, /en la profundidad perenne de tus sueños / se
vislumbra el recuerdo de tus luchas de hombre; / y en la angustia callada de
este pueblo que es tuyo / hay mil gemidos tuyos clamándote en silencio / porque
es sólo tu alma quien nos puede salvar…”
Realizó
sus estudios hasta alcanzar el sexto grado. Tuvo que aprender a trabajar la
tierra y conoció la dureza del trabajo bajo la acción del sol, sufrió la
miseria de los campesinos y tuvo que vender bosta de res para poder vestirse y
calzarse ya que con el trabajo en la finca de su tío sólo garantizaba la comida del hogar. Fue
trabajador, cariñoso, callado, rasgos que poseía desde niño y se convirtió en
un hombre íntegro, amante de la libertad, su amigo íntimo fue Alfredo Corcho
Cinta.
Junto
a Alfredo se hizo miembro del partido Ortodoxo, liderado por Eduardo Chibás. El
desarrollo de su personalidad transcurrió apaciblemente hasta el 10 de Marzo de
1952 día en que tuvo lugar el hecho que cambió el curso de la vida de miles de
jóvenes cubanos, y en especial la de José Francisco Costa Velásquez.
El
24 de julio cuando al atardecer José Francisco Costa Velázquez, se vistió con
ropa nueva recogió todos sus documentos y le dijo a su mamá que iba la los
carnavales de oriente con unos amigos, su mamá cuenta que lo aceptó, pero se
extrañó de dicha salida, ya que él no era un joven bullicioso, pero nunca
sospechó de los trajines conspirativos en que estaba su hijo.
José
Francisco junto a Alfredo Corcho y los compañeros artemiseños integró el grupo
que atacaría la posta #3 del cuartel Moncada, en reconocimiento a que
destacaban por tener una excelente puntería.
El
joven guanajayense cae valientemente abatido por las balas enemigas en su
esfuerzo por tomar al cuartel Moncada por ese lugar el 26 de Julio de 1953;
junto a otros compañeros.
"
Toño" como le llamaban cariñosamente familiares y amigos, nació el día 22
de agosto de 1926 en la finca Vidal, barrio de San José. Cuando tenía alrededor
de 7 años perdió a su madre, entonces su padre José Labrador con él y sus dos
hermanos se radicó en Pijirigua, barrio de Artemisa. Al cumplir sus ocho años,
comenzó a trabajar en la finca Manajú donde realizó labores propias del campo.
José
Antonio trabajó los 27 años de su vida para hacer producir la tierra que no le
pertenecía, fue un humilde campesino pero siempre ejemplo de trabajador, amante
de la tierra, del campo y de su patria, de la cual sintió su tragedia. Otros de
los rasgos de su personalidad fue la seriedad, la formalidad y a pesar de
poseer un carácter reservado en muchas oportunidades dio muestra de su rebeldía
contra el régimen corrupto que había ultrajado al país con el golpe del 10 de
marzo.
En
los días anteriores al asalto regresaba a dormir tarde, la última vez que salió
no dejó la llave de su cuarto como era de costumbre. El 26 de julio fue a la
cita con la historia. Allí ofrendó la vida por su patria, hoy vive en los
corazones de su pueblo, que guarda sus restos en el Mausoleo a los Mártires de
Artemisa.
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Como
la mayoría de los niños campesinos de la época, desde muy pequeños tuvieron que
dedicarse a las faenas agrícolas. Duro trabajó el padre para que los dos
pudieran asistir regularmente a una escuela rural hasta terminar el sexto
grado. Leyeron con pasión libros de José Martí y biografías del Lugarteniente
General Antonio Maceo, cuyos ejemplos forjaron en ellos el espíritu de rebeldía
y el amor a la libertad.
En
el año 1947, Horacio decidió mudarse para la ciudad de La Habana en busca de nuevos horizontes.
Alrededor de dos meses después, Wilfredo lo imitó, y más tarde, mandaron a buscar
al resto de la familia, instalándose todos en un apartamento pequeño en la
barriada de Lawton.
Allí
se identificaron rápidamente con jóvenes de su edad y realizaron distintos
trabajos. Sus primeras actividades políticas estuvieron vinculadas con Eduardo
R. Chibás. En compañía del padre acudían los domingos a escuchar la hora radial
del líder ortodoxo en la CMQ.
La muerte de Chibás en 1951, y el artero golpe de estado del
10 de marzo de 1952, radicalizaron el pensamiento revolucionario de estos
jóvenes. Conocieron a Fidel Castro, máximo dirigente del Movimiento Generación
del Centenario, quien visitó la casa en una ocasión. La confianza en Fidel
quedó demostrada cuando un día le comentaron al padre: ”Viejo, ahora sí que
estamos bien encaminados, si alguien puede tumbar a Batista ese es Fidel”.
El
24 de julio de 1953 se despidieron de sus padres: “Viejos, tenemos una reunión
con Fidel y después nos vamos a Torriente a ver la familia”. El domingo 26,
ambos combatieron en el Hospital Civil Saturnino Lora.
Por
espacio de largos meses, la familia Matheu Orihuela no tuvo noticias sobre el
destino de Wilfredo y Horacio. Al ser puestas en libertad Melba Hernández y
Haydée Santamaría, fue que conocieron del trágico final de estos valerosos
jóvenes.
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Allí
se iniciaron sus inquietudes políticas, que canalizó acercándose de lleno al
grupo seguidor de Eduardo R. Chibás.
Por
sus actividades con los estudiantes comienzan a perseguirlo. Laboraba
activamente en el movimiento revolucionario, junto a Elpidio Sosa, Juan Manuel
Ameijeiras, Ñico López y a otros hermanos de ideales.
El
aporte de los villaclareños a la heroica acción del 26 de julio fue muestra del
sentimiento generalizado de los jóvenes cubanos de esa época, quienes formaron
el destacamento de vanguardia que no dejó morir al Apóstol en el año de su
centenario.
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Su puesto fue en el antiguo Hospital Civil Saturnino
Lora, bajo las ordenes de Abel Santamaría Cuadrado apoyando las acciones que se
realizaron en el Cuartel Moncada el 26 de julio de 1953. El 26 de julio de este
mismo año es ultrajado y vilmente asesinado en las celdas del Moncada. Pablo
solo contaba con 21 años de edad.
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Al
igual que muchos de sus compañeros artemiseños, pertenecía a la Juventud Ortodoxa
y en algunas ocasiones participó en manifestaciones públicas de la ortodoxia
contra los corrompidos gobiernos de turno. Cuando
en la Granjita Siboney se repartieron los grupos que atacarían al Moncada, fue
asignado al que tomaría el hospital Saturnino Lora, bajo el mando de Abel
Santamaría. Allí combatió con valor, hasta que se le terminó el parque.
Murió
en los sucesos desarrollados durante el asalto al cuartel Moncada a los 25 años
de edad, el 26 de julio de 1953.
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Se
vio obligado a dejar los estudios al terminar el sexto grado, una situación
económica difícil, al morir su padre, y la poca o ninguna facilidad que existía
en la época del capitalismo para la superación, enfrentaron a Gerardo con las
tareas de las labores agrícolas en la cosecha de tabaco.
Acostumbraba
decir: “Lo único que yo desearía es no haber nacido ahora sino 20 años después;
en Cuba va a ocurrir un cambio” Melba Hernández, combatiente también del
Moncada, recuerda como la única preocupación de “el chino”, como le llamaban
cariñosamente, era su hijita a quien había dejado afiebrada. “Dile a mi
pequeña-dijo-que esto que hoy hemos hecho ha sido por ella y por toda la
juventud”.
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Ya
como miembro efectivo del movimiento revolucionario dirigido por Fidel, se
convenció totalmente de que la única salida que tenía el país era el de la
lucha armada contra Batista y sus secuaces. A su casa iban a verlos sus
compañeros más allegados y juntos salían a diversas misiones políticas y a
entrenarse militarmente con vistas ala asalto, que ya se gestaba cuidadosamente.
Con
su cobarde asesinato, aquella mañana del 26 de julio, Remberto pasaría a nutrir
las filas de los que han escrito con su sangre generosa la historia misma de
nuestra revolución emancipadora.
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El tercer carro que partió
de Siboney fue el de Mario Muñoz, que vendría a
completar el grupo que encabezado por Abel tomaría el hospital civil “Saturnino Lora”, en apoyo a la toma
de la posta # 3 del Cuartel Moncada.
En
el automóvil de Muñoz se llevaban los discos con los himnos y marchas, así como
los documentos que se debían usar después en la toma de la estación de radio.
Mientras
duró el combate, el Dr. Mario Muñoz permaneció en el hospital atendiendo a
los heridos con la ayuda de las dos muchachas , recorrió todas las salas del
hospital y las áreas de combate, sobretodo en las zonas que combatió Abel.
Cuando
ya se veían perdidos Muñoz se quitó el bolsillo donde tenía impreso su nombre y
el Dr.
Chamat le aconsejó que
no debía haberlo hecho pues esa identificación podría salvarle la vida, las
enfermeras le pusieron un esparadrapo con el nombre del doctor Muñoz, pero este
le fue arrancado por uno de los soldados al detenerlo.
Fue
conducido por los esbirros junto a Haydée Santamaría y Melba Hernández,
en calidad de detenidos. En el trayecto hacia el Cuartel Moncada antes de llegar a la posta 4, Mario
Muñoz fue brutalmente maltratado, golpeado y asesinado por la espalda, cayendo
por la acera de una calle interior del Moncada en presencia de las dos mujeres,
tendido en un charco de sangre.
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Cuando
marchó al Moncada, era un humilde parqueador de autos, atenazado y envejecido prematuramente
por las privaciones y el hambre. “Los cubanos- dijo al periódico comunista. “Hoy”
poco antes del asalto- sólo hemos recibido del gobierno que empezó el 10 de
marzo y de todos los anteriores hambre y miseria cada vez mayores…”
Y
concluía: “Aquí donde me ve, tengo 33 años. Parece que tengo 60, ¿no?...”.Al fallar la acción del Moncada, por
factores imprevistos, y después de haber luchado con gran valor Osvaldo
Socarras es hecho prisionero, torturado y asesinado. Su cadáver fue lanzado
detrás de la fortaleza militar.
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Después
del golpe del 10 de marzo de 1952 cerró filas junto a los estudiantes de la FEU participó con ellos en actos de protesta
contra la tiranía Batistiana. Solo 21 años contaba este heroico joven cuando
después de ser hecho prisionero fue asesinado en la acción Revolucionaria del cuartel Moncada.
En el libro “La generación
del centenario en el juicio del Moncada” , aparece un capítulo titulado
“Pruebas de horror” donde se reproducen textualmente los certificados de
defunción de treinta y cuatro civiles muertos en el ataque a la fortaleza
militar santiaguera, expedidos el 27 de
julio de 1953en el Cementerio de Santa Ifigenia por un equipo de médicos forenses.
De
acuerdo con el documento del SIM, el cadáver señalado con el número 25
correspondía al de Juan Manuel y por consiguiente el Certificado de Defunción
designado con ese dígito debía coincidir con el mismo.
Nació
el 17 de mayo de 1930, en Jagüey Grande. Trabajaba como cajero en la sucursal
bancaria
de Colón. El joven matancero fue destinado a la acción del Hospital Saturnino
Lora, dirigida por Abel Santamaría. Junto a el viajaron en el mismo auto
Haydée, Melba, Gómez García, y el doctor Mario Muñoz. Fue herido levemente
durante el combate. Allí fué hecho prisionero en unión de veintiún compañeros y
de las compañeras Haydée Santamaría y la Dra. Melba Hernández, siendo asesinado después de prisionero con el resto de sus
compañeros, donde se encontraban: el Dr. Mario Muñoz, Abel Santamaría, los hermanos Matheu Orihuela, Boris Luis Santa
Coloma y otros, por los esbirros de la tiranía
batistiana al mando del coronel Alberto del Río
Chaviano. Luego, delatado cobardemente, fue identificado por los esbirros y asesinado por la espalda.Sus restos descansan en un Panteón del Cementerio
de Santa Ifigenia en
Santiago de Cuba, junto a los restos de sus compañeros de lucha.
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“Cuando
el salió- dijo la madre-, presentí que no lo iba a ver más; pero al mismo
tiempo sentí una gran resignación; mi hijo era un hombre que iba a cumplir con
sus ideales…” Se incorporó al glorioso grupo que asaltó al Cuartel
Moncada el 26 de Julio de 1953, donde combatió en el fondo del Hospital Civil
hasta ser hecho prisionero y luego asesinado.Felix Rivero Vasallo dio su vida heroicamente en el asalto al
cuartel Moncada. Días más tarde, sus familiares identificarían el cadáver en
una foto publicada por la prensa.
RAMÓN RICARDO MÉNDEZ CABEZÓN
Nació
el 9
de junio de 1929 en la clínica de las Hijas de Galicia. Hijo de emigrantes
venidos de España, pobre de nacimiento.
JUAN DOMÍNGUEZ DÍAZ
REYNALDO BORIS LUIS SANTA COLOMA (el mártir 21 del hospital)
Aunque
no estuvo entre los revolucionarios cuyo objetivo era tomar el Hospital, Boris
volvió al percatarse de que esos compañeros no habían vuelto. Allí estaba su
novia Haydée Santamaría. Al volver al hospital es detenido y vilmente
asesinado, por eso es el mártir 21 de ese lugar.
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El
viernes 24 de julio por la tarde, se vistió con un flus
blanco, nuevo de estreno, como si fuera para una fiesta y le dijo a la madre
“mami nos vemos el domingo por la noche”. El lunes 27 se entera Dominica de la
tragedia por una vecina, esta le pregunta donde estaba su hijo y ella le
responde que no sabía, la vecina le contesta que se encontraba en lo del
Moncada. Con la gravedad de la noticia, trató de comprender que estaba herido y
que se encontraba en algún hospital de la ciudad. Pero Ramón estaba muerto.
Hasta 1961,
ocho años después, trataron de encontrarlos restos de su hijo. Fueron a
Santiago, al cementerio del Caney, localizando al sepulturero que lo
había enterrado, junto a Marcos Martí y Boris Luis Santa Coloma.
JUAN DOMÍNGUEZ DÍAZ
Nace
en el Central Merceditas, Bahía Honda, el8 de marzo de 1931 en medio de
la dura situación económica y la opresión del gobierno de Gerardo
Machado. De hogar proletario, solo pudo asistir a la escuela hasta el
cuarto grado.
Sus
familiares no conocieron qué destino llevaba Juan al salir de su hogar, 48
horas antes de la acción afirmando que se dirigía a una fiesta en el interior
de la isla. De este combatiente nada se supo hasta que apareció en la larga e
impresionante relación de asaltantes muertos. De su grupo o cédula también
cayeron Reemberto Abad Alemán, los hermanos Mathius
Orihuela y otros heroicos combatientes. Se asegura que Juan fue asesinado, como
la mayoría de los participantes en la heroica acción, después de ser detenido.
REYNALDO BORIS LUIS SANTA COLOMA (el mártir 21 del hospital)
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Nace
el 9 de diciembre de 1928 en el
municipio habanero de San Nicolás de Bari. Luego de cursar estudios en la
enseñanza media superior en el Instituto número 1 de La Habana,
decidió trabajar y matricular la carrera de ciencias comerciales.
El 26 de
julio de 1953, en el asalto al Cuartel
Moncada, el dirigente sindicalista pudo haber salido con vida de la acción.
Perdido el factor sorpresa y ante el desigual combate librado entre los
revolucionarios y los soldados en la segunda fortaleza militar de Cuba, Fidel ordenó la
retirada para evitar la inmolación de los asaltantes.
Se
dispuso a cumplir la orden, pero al ir en busca de los compañeros que aún
quedaban dentro del cuartel Moncada fue capturado por los guardias. A Boris
Luis lo asesinaron cobardemente cuando los esbirros de Batista comprendieron
que pese a las terribles torturas el joven jamás delataría a sus compañeros.
Aseguran
sus compañeros que se batió bien duro en los muros del Cuartel Moncada y cuando
Fidel dió la orden de retirada, se replegó sin dificultades. Se dirigió al
hospital “Saturnino Lora” en busca de Haydée , Melba y para conocer qué había
sucedido allí. Lo detuvieron; luego se supo que él y Abel Santamaría fueron alevosamente torturados
y asesinados.
Boris
Luis Santa Coloma enaltece con su nombre a una generación de cubanos que
honraron aJosé Martí el 26 de
Julio de 1953, cuando "parecía que el apóstol iba a morir en el año
de su centenario". El valiente joven fue uno de los revolucionarios que
integraron la generación del centenario como es denominada por el pueblo cubano
desde hace 60 años.
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