jueves, 5 de junio de 2014

La verdadera historia de los cocheros de Cienfuegos (+Audio)


  Amados y odiados por la misma gente, por aquella relación que minimiza con ellos los problemas de transporte, y maximiza el gasto de dinero en el traslado rápido hacia cualquier lugar, los cocheros fueron centro de atención a inicios de esta semana, cuando en un acto de inconformidad con nuevas medidas a aplicar, algunos cesaron sus labores durante la jornada del lunes.

  El reglamento, que responde al acuerdo número 178 de 2014 del Consejo de Administración Municipal de Cienfuegos “detalla las regulaciones urbanas para el trabajo por cuenta propia como aparece escrito en las ordenanzas, una vez transcurrido un período de tiempo desde el inicio de la apertura en nuestro país, en específico por los conductores de los vehículos de tracción animal dedicados a la transportación de pasajeros”.
  Alexander Santiago Yera, jefe de la oficina municipal de la Unidad Estatal de Tráfico informó que en este se regulan importantes tópicos relacionados a las condiciones técnicas y sanitarias de los coches, así como el comportamiento de sus propietarios.
  Además el reglamento protege a los animales, las áreas verdes y públicas, así como también la integridad de los pasajeros y el conductor, quien no debe circular incorrectamente vestido, ni portar armas blancas, ni trasladar menores de 12 años o embarazadas en la parte delantera.
  Sin embargo, algunos creen que roza el extremismo cuando en el artículo 14 prohíbe el transporte de pasajeros desde el lugar donde se guarda el caballo hasta la piquera y la circulación por las calles y avenidas más céntricas de la ciudad.
  “Yo tengo doble patente de cochero y carretonero y para poder llegar por las tiendas a recoger materiales de la construcción o alguna otra cosa, tengo que dar una vuelta más larga, y por lo tanto cobrar más, entonces se afecta la población”, afirma César González Gómez.
  A solicitud de los propios cocheros varios de los artículos están actualmente en estudio para someterlos a evaluación y de ser posible, modificarlos —sobre todo aquellos relacionados con el uso de la publicidad, el alquiler y la prohibición de ciertas rutas—, pero existen algunos que obedecen a estudios de ingeniería de tránsito, indicó Florencio Piovet Moreira, vicepresidente del Consejo de Administración Provincial a cargo de la esfera del transporte.
 Resaltó que para responder además a planteamientos de los vecinos cercanos a las piqueras, el gobierno garantizará la limpieza con agua al menos dos veces por semana en estos puntos, y los cocheros, por su parte, tendrán un sitio para recoger y deshacerse luego del estiércol.
  El reglamento que será puesto en vigor a partir del primero de julio, da un período de apercibimiento de 30 días a estos cuentapropistas para asegurar las condiciones que deben tener los vehículos.  Sin embargo, no se eximen del cumplimiento de otras leyes de seguridad vial establecidas para todos aquellos que conduzcan un medio de transporte.
  ¿Qué dicen los cocheros?
  En una encuesta a unos doce cocheros en la piquera de la calle 39 con destino al Hospital, solo uno aseguró haber visto el documento.
  “No lo he podido leer, pero algunos colegas que sí lo hicieron nos han comunicado algunas de las indicaciones. A través del sindicato podía haberse divulgado, pero eso no funciona. Estamos de acuerdo con lo relacionado con el porte y aspecto de los conductores, el cuidado de los caballos, el estado técnico de los vehículos, pero no con las prohibiciones en algunas calles. ¿Cómo vamos a ayudar a la gente que compra en las tiendas y no tienen cómo transportar los materiales de la construcción, equipos y esas cosas?, comenta Tomás Bravo Isidrón.

  “Tiene sus partes buenas y malas. El 90 por ciento de la población se mueve en coche”, afirma convencido Ramón Roque Álvarez. “Es cierto que hay indisciplinas por parte de algunos de nosotros e inconformidad de la población, pero también hay que ver los reclamos de los cocheros, porque sin ellos en qué se mueven.
  “La comida de los caballos es otro problema, afirma César González Gómez. Ya casi no tenemos dónde picar la hierba. Deberían vendernos comida como hacen a aquellos que tienen otros animales como pájaros y perros, así la bestia no está tan flaca”.
  “No hicimos una huelga, como dicen algunos por ahí. Solo queríamos ser atendidos, y ese es un derecho que tenemos como ciudadanos de este país”.

  Para que no ocurran situaciones como estas, que se tergiversan en las más disímiles maneras, urge un mejor funcionamiento de las secciones sindicales de esos 700 cuentapropistas, quienes claramente desconocen con exactitud las indicaciones del reglamento que en su esencia protege a los cienfuegueros y su patrimonio.
  Los cocheros tienen el derecho de exigir sus reclamos y plantear inconformidades, en tanto corresponde al Gobierno atender esas exigencias. Para suerte de todos, desde este propio lunes ya lo hace.
  Y lejos de “ponerles el pie”, -porque amén de los precios son un alivio para el transporte urbano-, es imprescindible que conozcan a fondo los temas que los atañen, y que las instituciones pertinentes evalúen sus lógicas demandas.  Una fina línea divide la realidad y la especulación; la lógica y el extremismo.

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