Lázaro Vilches corrió esta mañana para alcanzarle un girasol
a su hija Diamela de siete años, quien estaba triste por ser la única niña sin
una flor.
Justo antes de que llegara al malecón cienfueguero la
escuela primaria Guerrillero Heroico, donde la infante cursa el segundo grado, su
papá se abrió paso entre la multitud y le alcanzó la ofrenda.
Felicidad, fue la única palabra que mencionó la nena cuando
le preguntaron por sus emociones.
Por su parte, su padre dijo que siempre le ha hablado de los
héroes y mártires de la
Revolución y que estaba muy contento de haber llegado a
tiempo.
Niños lanzando flores a Kmilo |
Un poco detrás, Laura Celine agarraba fuerte la mano de su
mamá, mientras recorrían todo el prado cienfueguero.
Era su primera vez en un desfile ya tradicional en el que el
pueblo se congrega para lanzar al mar, flores para Camilo Cienfuegos.
La niña sonreía, justo el principal atributo que Jorge
Ernesto Águila, estudiante de secundaria básica, admiraba del Señor de la Vanguardia.
Entre los alumnos de las enseñanzas educacionales del país,
desfilaban también los obreros, miembros del Ministerio del Interior y las Fuerzas
Armadas Revolucionarias.
Portaban grandes sombreros, en homenaje eterno a quien dirigió
junto al Che la campaña invasora del Ejército Rebelde hasta occidente.
En el malecón de La Habana |
Yadier Martínez, trabajador de la refinería, quien portaba
también una flor para el Héroe de Yaguajay, refirió que desde pequeño sus
padres y maestros le inculcaron el amor a los héroes.
Del otro lado, en el océano, como pequeñas réplicas del yate
Granma, en sus botes los pescadores agitaban banderas cubanas y del movimiento
26-7.
En toda Cuba se repite la historia |
Era una mañana calurosa, pero fresca para que la población
de Cienfuegos, como toda Cuba pudiera recordar a quien pudo ser sastre o escultor,
pero decidió ser para su pueblo, sencillamente: Camilo.
Siempre recordaremos a Camilo con todo el honor que merecen los que son consecuentes con sus ideas.
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