Ayer Migue me decía que
era preferible que ganara Puerto Rico,
a pesar de la tristeza porque el equipo “Cubaclara” no clasificara a la semi
final de la Serie
del Caribe. Esa es la única forma
de que existan posibilidades reales de que la Federación
Cubana de Béisbol haga cambios
radicales en la concepción, dirección y práctica de ese deporte en la Isla.
Y para sabor agridulce
nuestro sucedió, a pesar de la decepción para el equipo técnico (en el que no
incluyo a Víctor Mesa por razones obvias) y los peloteros villaclareños.
Hay que plantearse
entonces un cambio radical en el béisbol, y también en casi todos los otros
deportes, pero bueno eso es harina
de otro costal. Pero al menos en la pelota es imprescindible transformar
todo, o casi todo, desde los directivos, hasta las estrategias en la base.
No podemos seguir
excusándonos tras “el profesionalismo”, recursos, o sabe Dios que tonta excusa,
para justificar la actuación de Cuba, no solo en esta liga caribeña, sino en
torneos internacionales, y el clásico mundial.
Desafortunadamente, YA
NO SOMOS UNA POTENCIA EN EL BÉISBOL, a
pesar de aún tener si, figuras que pueden darnos ese título que esgrimíamos con
total orgullo. NO importa inclusos que algunos buenos cubanos decidan probar
suerte en otros países, aún tenemos cantera buena para suplirlos, pero esa
misma cantera, sabe que con la “pelota de manigua” que se juega en la Isla, es imposible avanzar.
Una serie nacional más
larga, (qué jugador puede formarse en 45 juegos), menos equipos con más
calidad, posibilidad de integrarse en otros países y dejar de pensar que
perdería brillo la serie (hace mucho tiempo se opacó), y un cambio radical en
los directivos que justifican y a larga están acabando con nuestro pasatiempo
nacional, se imponen.
Por dentro, la prensa
cubana, especializada también en justificar, capaz de mencionar siquiera que
los disturbios de la derecha venezolana impidieron a los cubanos entrenar, y
eso repercutió en su derrota (que a la postre fueron 3 y para todas
entrenaron), o que otros equipos tuvieron más refuerzos y de peloteros que
juegan en la “americana” (los nuestros no juegan en otras tan fuertes como la
del norte, porque no queremos), la prensa también debe cambiar.
Y no generalizo, porque
existe una prensa, fundamentalmente la escrita (de medios nacionales y
provinciales (comparadas con la radio y TV nacionales), que anda cogiéndole el
pulso al asunto y hablando sin pelos en la lengua, sobre la realidad de la Isla hoy.
Un cambio urgente
necesita el país, porque si no seguiremos perdiendo y no ganaremos ni en experiencia.
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