lunes, 23 de diciembre de 2013

Transporte en la montaña: ni muy muy, ni tan tan (+Audio y Galería de Fotos)



A Alberto Luis Ramírez le dimos “botella” unos minutos después de subir la loma La Ventana, en el Escambray de Cienfuegos. Cuando esperaba que me argumentara sobre lo malo que está el transporte en la montaña, me aseguró todo lo contrario.
Saco al hombro, con la cara arrugada y manos ásperas, como quien lleva mucho tiempo trabajando en el campo, contó que hacía apenas unos minutos esperaba en el poblado.
“No está tan mala la cosa pa´ acá, aseguró. Desde hace un tiempo es bastante fácil subir y bajar. Claro, tampoco es que cada 10 minutos pase algo, pero está mejor que otros años”.
A pocos kilómetros, en el poblado de Mayarí, Georgina Clavijo Gómez, directora del centro mixto Armando Mestre, asegura que este es un buen momento para el transporte en la montaña.
“Los estudiantes de asentamientos cercanos no tienen problemas para llegar cada mañana a la escuela. Y así mismo ocurre para su regreso a la casa”.
Sin embargo, al otro lado de la ladera, la “cosa” no pinta igual.

Unos 20 años lleva Nuria Ruiz Rodríguez viviendo en Crucecitas y en ese tiempo no han sido muchas las mejorías que ha notado.
 “Es cierto que hay una guagua desde Cumanayagua lunes, miércoles y viernes, y otra desde Cien Rosas hasta aquí, que cubre los días restantes, pero si no logras montarte en uno de los dos viajes que dan, olvida lo que ibas a hacer.”

¿Cuánto tiempo puede aguardar entonces por otro transporte?
-! Muchísimo tiempo, horas y horas, responde Nuria. Los mismo para subir que para bajar. A veces te pasas la mañana completa en el entronque tratando de volver, y cuando llegan las tres de la tarde, tienes que virar a la terminal de Cumanayagua a coger la guagua”.
Aunque reconoce que también depende de la época del año, (durante las vacaciones aumentan los campistas al Nicho y con ellos el transporte), Ruiz Rodríguez afirma que los carros que suben al lomerío contribuyen al traslado de los pobladores. Mas, las posibilidades de subir en la tarde, junto con la noche, se vuelven más oscuras.
“Mi hijo está pasando el Servicio Militar Activo en Cienfuegos. Cuando le dan pase sale en horas de la tarde y no siempre tiene tiempo para coger la guagua. En más de una ocasión ha tenido que subir a la casa caminando, y él no es el único que ha tenido que hacerlo, porque después de las cinco es bien difícil llegar hasta aquí”.
 “Es más rápido llegar a La Habana que ir a Cumanayagua”, señala Fernando Becerra Martínez, medio en broma, medio en serio.
Trabajador de la placita de Crucesitas, sabe de las necesidades y dificultades de quienes tienen que bajar el lomerío a resolver cualquier gestión.
“Valgan los carros de la unidad militar, popularmente conocida como “La Cueva. Ellos están conscientes del trabajo que pasamos para llegar a Cumanayagua y siempre nos recogen”.
“Para colmo la ambulancia, está siempre dando viajes con alguna urgencia médica o prestando otros servicios en el municipio”.
“Ah!, recuerda, a veces también quienes suben a hacer turismo al Nicho, nos recogen”.
Según directivos del transporte, estas comunidades están priorizadas por tener una mayor cantidad de habitantes. Aun así, no bastan los ómnibus o camiones habilitados para estos menesteres.
Mientras permanecen pesimistas ante la posibilidad de mejorar el panorama, Fernando y Nuria, se aprestan a esperar el próximo transporte que los acerque a la ciudad.
Al otro lado, ya Alberto Luis, ha tomado un carro y viaja en dirección opuesta. Complicaciones del transporte, que ni es muy muy, ni tan tan.



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