miércoles, 3 de julio de 2013

Chalet de Valle, genuino caos de estilos arquitectónicos (+ Galería)


Ubicado en la zona de Punta Gorda, justo en los límites del prado más largo de Cuba, el Palacio de Valle constituye la expresión más heterogénea del eclecticismo en la provincia de Cienfuegos, ubicada a 250 kilómetros al este de La Habana.
Construido entre 1913 y 1917, este símbolo de la Perla del Sur constituye una de las pocas edificaciones en Cuba que tienen influencia arquitectónica de varios estilos: hispano morisco, gótico, veneciano, mudéjar y barroco.
Conocido también como el Chalet de Valle, en su historia sobresalen desde mitos locales hasta las figuras más adineradas del siglo XX.
 La hacienda Amparo, destinada a impresionar
Cuentan las leyendas que su construcción se debe a la llegada del español José Díaz, quien bautizó el lugar con el nombre de Amparo, por el año 1527.
Se dice que el europeo, quien mantenía relaciones amistosas con los siboneyes, se enamoró de  de hermosa aborigen Anagueia y construyó para ella un palacio de ascendencia morisca.
Su nativa esposa, temerosa de que la elegante mansión atrajera las desgracias provocadas por Mabuya –dios del mal-  quemó el edificio hasta dejarlo en sus cimientos.
Ya en el siglo XIX, el comerciante barcelonés Celestino Caces compró la hacienda Amparo e intentó construir una casa de recreo de marcado sabor hispano mudéjar, pero no pudo ver cumplidos sus sueños.
A finales de 1906, la propiedad es adquirida por el asturiano Acisclo del Valle Blanco, cuya riqueza proveniente de sus ingenios y la comercialización del azúcar, le permitió la ampliación del inmueble.
Del Valle, decidió mantener el nombre pues coincidía con el de su esposa Amparo Suero del Valle.
Al frente de la ejecución del palacio se encontraba el arquitecto italiano Alfredo Colli Fanconetti, quien fue auxiliado por el maestro de obras Juan Suárez, para dar forma al diseño del arquitecto cienfueguero Pablo Donato Carbonell y la propia Doña Amparo.
Un millón y medio de pesos costó la edificación en la que trabajaron artesanos franceses, árabes, italianos y cubanos, y cuyos materiales fueron importados desde España, Italia y Estados Unidos.

El chalet por dentro
Resguardan una de las entradas del palacio dos esfinges que personifican el sol y simulan las fábulas egipcias, con cabeza y pecho de mujer, y cuerpo y patas de león.
La planta baja del chalet cuenta con un vestíbulo de estilo gótico-primitivo, un salón comedor de influencia mudéjar, una sala de música y juego, y otra de visitas, con adornos en oro.
El segundo piso, con corte veneciano y un poco menos decorado, posee ocho dormitorios, cuatro baños, varias terrazas y pasillos, en los que priman la belleza, variedad de los pisos y zócalos, y un hermoso enrejado forjado en Sevilla.
Tres torres rematan la edificación: una con influencia gótico-románica, otra que recuerda el monumento del Taj Mahal y la última de estilo árabe. En la plataforma del techo está asentada además, una glorieta que mira hacia la bahía cienfueguera.
El  piso del Palacio de Valle muestra con sello artístico las siglas de quien fuera dueño de la edificación y en los decorados interiores del edificio, aparecen inscripciones que revelan la nacionalidad de los constructores.


Un palacio para todos
Al morir el señor del Valle en 1919, su familia se traslada a España, y el inmueble queda al cuidado de María Llano, quien aprovechó la cercanía al mar para construir casetas cerradas que servían de baño a las adineradas familias cienfuegueras.
Luego, en la década de1940 la Sociedad de Instrucción y Recreo Club de Cazadores y Náutico de Cienfuegos, alquiló sus salones como local social y alojamiento eventual de sus atletas.
Nuevos intentos de reabrirlo se vislumbraron a finales de la década del 50 con pretensiones de convertirlo en una casino de juegos y razón esencial por la que se construyó el hotel Jagua.
El triunfo de la Revolución en 1959, permitió que se ubicara allí la Escuela de Artes Plásticas Rolando Escardó, donde se forjaron importantes artistas cienfuegueros.
En 1980 el Ministerio del Turismo inició el financiamiento de su restauración, y lo vincula definitivamente al Hotel Jagua.
El chalet ostenta desde el año 2000 la categoría de Monumento Nacional en reconocimiento a sus indiscutibles valores.
Además de restaurante, cuya especialidad son los mariscos, el inmueble funciona también como museo que muestra lo más genuino del eclecticismo cienfueguero.  Puede escucharse además las diversas canciones interpretadas por Carmencita, una figura emblemática en el Palacio de Valle.
Vista del Restaurant
Con una vista panorámica de la bahía, en el bar de la terraza se ofrecen bebidas exquisitas para refrescar durante los días calurosos en la isla de Cuba



Vista lateral del chalet
Decoración con imagen de los tres reyes


Vista lateral

Vista de la terraza

Vista de la terraza

Vista de los vitrales de las puertas

Vista de decoración del piso


Decoración ventanas

Vista ventanas

Lámparas colgantes

Vitral


Esfinges de la entrada



Terraza superior

Vista de ventanas exteriores


Carmencita cantante del lugar


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