jueves, 28 de junio de 2012

Tus restos, no son restos, Che Guevara….. son raíces*



Hace exactamente hoy 15 años el Che volvió con nosotros, los suyos. Y no es que asegure que los cubanos éramos sólo los suyos, cuando él pertenecía a toda la América. Pero volvió del silencio de una fosa en la tierra, después de 30 años de intensa búsqueda.
Aunque los oficiales señalaban que El Guerrillero Heroico había sido incinerado y sus cenizas lanzadas desde un avión sobre la selva, nadie creyó que tuvieran el valor de convertir en polvo su cuerpo. (Aunque tal vez al Che le hubiera gustado expandirse todo por la selva boliviana).

Lo cierto es que profundas investigaciones determinaron que después de muerto, al Comandante lo habían trasladado hasta Valle Grande, donde fue enterrado en una zanja junto a otros miembros de la guerrilla.
El lugar permaneció oculto hasta 1995, cuando el general retirado Mario Vargas Salinas declaró a medios de prensa que el Che había sido sepultado bajo la pista de aterrizaje del antiguo aeropuerto de Valle Grande.
Luego un grupo de especialistas cubanos y argentinos se integrarían para encontrar sus restos y traerlos a la patria en 1997.
A uno de ellos, a Noel Pérez, ingeniero geofísico, tuve el placer de conocerlo cuando apenas tenía 10 años.
En un viaje por Las Tunas, mi papá, también ingeniero geofísico, alcanzó a presentármelo y a decirme bajito: “Él fue uno de los que encontró los restos del Che”. En ese tiempo solo me emocioné, pero mi hermana Ara, con apenas 17 años sabía de la inmensidad del hecho y se fotografió con él.


Era una foto imprescindible. Noel había estado allí. En el lugar que resguardó los huesos de Guevara, a la espera de ser encontrados, a la espera de que llegaran los suyos.
Ahora solo me resta ir al Mausoleo en Villa Clara, allí donde descansan todos los guerrilleros. Espero ir pronto y estar de frente al guerrillero heroico, cuyos restos son raíces, como diría el poema.
*Del poema Restos que son raíces, del Indio Naborí.
 
Tus restos no son restos Che Guevara:
son las raíces de una idea pura
que han de vitalizar en Santa Clara
la piedra que se honró con tu figura.

Tu nicho no será una sepultura,
sino más bien un magisterio, un ara,
porque tu sangre buena fue postura,
y rocío, y abono, y agua clara.

Hoy como ayer Fidel te necesita,
Dirigente que todo lo medita,
Comandante que reta y acomete,

Obrero bajo soles meridianos,
Y no dudo que al ver quieto un machete
Te retoñen –oh Che– las truncas manos.

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