lunes, 9 de enero de 2012

Los amigos de toda la vida, con la vida…. se vuelven hermanos

Aunque escribí este texto hace algunos años, quiero compartirlo con ustedes, como homenaje a los amigos a quienes se aman y que con el tiempo se vuelven hermanos.
Hace algunos días en la casa de una amiga me reuní con antiguas compañeras de la infancia.  A pesar de la alegría propia del reencuentro, sentí miedo al vernos juntas porque recordé que alguien me dijo alguna vez que las verdaderas amistades son las de la Universidad.  Entonces miré hacia atrás y recordé los buenos momentos que pasamos en la primaria, la secundaria y hasta las maldades que me hicieron en el círculo infantil.
Allí estábamos todas:

Arlén, tan bonita y presumida como siempre, de anfitriona de cada encuentro nuestro como para no perder la costumbre.
Dailys siempre bajita y delgada, con esa hambre voraz y ese timbre súper alto que no hace contraste con su estatura. Allí estaba, tan loca como todos estos años.
Nixis, con sus días en La Habana, pero sin el acento capitalino, ahora un poco más delgada, por lo que ya no podía decirle gordis como cariñosamente la llamábamos.  Solo faltaba Anisley, y me sentí aterrada cuando reconocí que hace muchísimo tiempo no sé de ella y por ende ya no soy parte de su vida. Me enteré que estaba trabajando, que le iba bien, pero nada más.
Mirando fotos en el cuarto recordamos los viejos tiempos y no pude evitar una lágrima, cuando vi una foto de cumpleaños. Yo tenía 11 añitos apenas, en el dorso Arlén había escrito: “mi cumpleaños con mis compañeros de aula y Glenda, mi mejor amiga”. Allí estábamos entonces, ya casi cumpliendo 20 y todavía sintiéndonos mejores amigas. No pude evitar ir  a abrazarla. Había tanta sensibilidad acumulada en ese momento que no pude dejar que desapareciera. Tuve  que abrazarlas a todas, pero dejé un abrazo reservado para Any.
Nixis, con sus días en La Habana, pero sin el acento capitalino, ahora un poco más delgada, por lo que ya no podía decirle gordis como cariñosamente la llamábamos.  Solo faltaba Anisley, y me sentí aterrada cuando reconocí que hace muchísimo tiempo no sé de ella y por ende ya no soy parte de su vida. Me enteré que estaba trabajando, que le iba bien, pero nada más.


Sin embargo entre las fotos que vi, pude ver a mis amigas alejadas. Desde hace más de 4 años estamos separadas pero nada puede evitar que nos sigamos queriendo y quien niega que hasta amando. ¿Acaso no se pueden amar a las amigas?
Mas, a  pesar de todo, vi que mis amigas crecían y ya yo no estaba a su lado como antes. Desde 9 no grado nos habíamos ido separando. Arlén y yo habíamos seguido juntas, Nixis estaba en otro pre, Any en un politécnico y Dailys en los camilitos.
Luego carreras diferentes en sitios diferentes, pero aún así no faltaba la postal de Arlén para nuestras madres, o la felicitación de cada una en su cumpleaños, o la carta de Dailys y el correo de Nixis para contarme sus problemas y hasta para recibir un consejo.
Recuerdo que el día que cumplí 15 años solo Nixis faltó a mi fiesta pero en el video dejamos grabados un gran abrazo de las cuatro y otro de Nixis, que aunque no pudo ir, no estuvo nunca ausente. Aún está por ahí el video, lleno de polvo quizás, pero con la prueba inmensa de nuestra amistad.
Sin embargo, más que alegría  siento celos: de Katia que ha estado con Arlén desde hace tiempo, que estudia con ella y la ve a diario. Que está en las fotos de su último cumpleaños, aunque me satisface saber que  no la quiere más que yo.
Siento celos de las amistades de la UCI de Nixis, de esa amiga de Matanzas que tiene, pero que nunca la entenderá ni la defenderá como yo, y que nunca entenderá este cariño,
Siento celos de las amistades de Dailys que ahora comparten con ella cada minuto, de esa tal  Maura, que nunca la llegará a conocer como yo.
Siento celos de las amistades de Anisley que saben cada detalle de los momentos que vive, que saben sus problemas y sus preocupaciones. Pero que no pueden quererla como si fuera una hermana.
Pero más que nada, siento celos y rabia de la vida porque me las ha ido quitando, porque nos ha  ido alejando poco.
Pero esas son mis amigas, las que cometen errores, pero nunca me fallan. Con las  que puedo contar siempre. Amigas a las que quizás no tengo todo el tiempo, pero el día que las necesite allí estarán. Y ahora:
Ahí están, comprometidas todas, enamoradas, y yo con ganas de contarles mis problemas con mi novio, pero no quiero aguar con mis dolores la alegría de vernos juntas. En definitiva, yo siempre estoy sufriendo, ellas han sido fieles testigos de eso, pero en secreto guardo, que desde que estamos separadas no le cuento mis problema a nadie porque aún no encuentro amigas como ellas.

En secreto guardo que ya no creo en la amistad, ¿cómo hacerlo si las únicas amigas reales que tuve, la vida y el tiempo me las robó?, ¿cómo hacerlo si desde que ya no están no he podido ser amiga de nadie?
En secreto guardo que a veces me dan ganas de salir corriendo para llorar junto a ellas. En secreto guardo que les deseo lo mejor.
Si, quizás tengan razón: las amistades de la Universidad son las verdaderas, pero ningunas son tan eternas como las amigas de mi vida.

PD: Ahora soy una fiel defensora de la amistad, que por supuesto, existe, mis amigas, separadas de mí por las distancias, me lo demuestran a diario.

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