Nixis en la secundaria. |
Sin embargo,
no era Migue la primera persona que me hacía ese regalo. Como en una especie de
colección desde la secundaria ya mis amigos me daban esos retratos que
significaban el comienzo de una vida independiente aunque fuera solo para el
carnet de la UJC. La primera en hacerlo fue Nixis, a los 14 años, quien a la altura de sus casi 25 y su reciente maternidad estoy segura no recuerda aquel regalo que una vez me dio.
Aún conservo unas cuantas de esas fotos. De amigos a
quienes no veo desde hace tiempo, otros que siguen junto a mi como parte
inseparable de mi vida, y otros que desde hace años se marcharon del país.
En aquellos inicios del año 2000, cuando el siglo
XXI venía cargado de incertidumbre, hacerse una foto de carnet, era como posar
para una del pasaporte. Cuando aquello no todos teníamos cámaras ni
posibilidades de hacer el photshop y tirarnos cientos de fotos en la casa hasta
que alguna quedara bien.
Eran tiempos de carencias, menos tecnología y más
alegrías y despreocupaciones. Tal vez no eran los tiempos sino la edad, pero
recuerdo cuántas vueltas di para que mi foto fuera a color y no en blanco y
negro como en muchos servicios, incluidos los del estado.
En aquel reducido lugar, el fotógrafo te tomaba una
única foto, en la cual salía desde la cara sudada hasta la mueca que sin querer
pusiste. No había chances de posar, repetir o ver el producto previamente
revelado.
Eran fotos más espontáneas, sinceras. Por eso adoro
esas fotos de carnet, que me recuerdan a mis amigos, como verdaderamente son.
Jorgito en la Universidad |
Nosley en el pre |
Waldy en 10mo grado |
José Mario en la secundaria |
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