Unos meses más tarde, el también llamado juego ciencia dejó de convertirse solo en un entretenimiento.
A sus escasos cinco años no es fácil hablar con él de grandes aperturas o jugadas complicadas. Aunque ciertamente conoce mucho más que las reglas básicas y el nombre de varios campeones mundiales.
Tímido, de respuestas cortas pero bien pensadas, como los buenos ajedrecistas, su corta edad no constituyó un impedimento para esta entrevista.