Se ha detenido el mundo, cómo no hacerlo. Chávez ha muerto. Dejó de existir este cinco de marzo a las 4:25 de la tarde. Un dolor profundo el de su ausencia.
Aquel que tanto batalló contra el cáncer, el odio, el imperialismo, dejó de existir para su pueblo venezolano, para la América toda.
“Ha muerto el presidente de los pobres”, publican los medios. “Es solo una desaparición física”, aseguran. Es cierto, pero cuánto hace falta su presencia.
Aunque la posibilidad de su muerte siempre fue tan real como la enfermedad maldita contra la que batalló por años, miles de corazones en el mundo albergaban un hálito de esperanza a favor de su mejoría.
Por 14 años el Comandante Chávez guío a su pueblo bolivariano y con su ALBA iluminó al amanecer latinoamericano.
Su entrega a la América, a los desposeídos, le costó la vida. Guiando a su gente se olvidó de sí mismo, puso a un lado su salud, como hacen los grandes hombres que llevan en sí el decoro de muchos hombres, y que llevan en el corazón miles de vidas.
Bajo su mirada, con sus brazos, la América se unió.
“Los que mueren por la vida no pueden llamarse muertos”, y Chávez no lo está. No lo estará nunca.
Siempre vivirá. En Venezuela, en Cuba, en América toda.
Se ha detenido el mundo, sí, por aquí pasas, por el mundo vas, Hugo Chávez.
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