Un monstruo de hierro |
Hoy mi abuela Josefina Reid Soa cumpliría 84 años. Hay muchas cosas por las
que la recuerdo: mis primeras lecciones de inglés (ese idioma que adoro y que
llevo como en la sangre por herencia suya), sus exquisitas comidas y sobre todo
el parecido físico innegable. Sin embargo, entre tantos recuerdos, guardo con
cariño aquellos días en que me pasaba el peine caliente.
Yo, que siempre he deseado el pelo lacio, por esa
manía que tenemos los seres humanos de ser inconformes con lo que nos dio Dios,
me sentía la niña más feliz del mundo cuando desaparecían de mi cabeza los
rizos indeseables que nunca se desenredaban y que al menos en Cuba llaman “pasa”.
Mi abuela, en
la maestría de sus años practicando el uso de ese “monstruo de hierro”, hizo en
mi cabeza y en la de mihermana su mejor obra y sin ni siquiera quemarme.
El parecido es innegable verdad? |
Dos peines de hierro guardaba en la primera gaveta
de su cómoda, aquellos que ponía al fogón y pasaba por mi cabeza. ¡Ahí no hay piojo
que entre!, bromeaban algunos y tal vez era cierto porque no recuerdo nunca
haber padecidos de esos animalitos indeseables.
Mi abuela
Josefina, que hoy cumpliría 84 años, también varias veces me peinó, haciéndome
aquellas trenzas que mi mamá
me llenaba con lazos. Sin embargo mis mejores recuerdos son aquellos
días sentada en el patio cuando me “planchaba el pelo”.
Eran momentos muy felices porque tenía la seguridad
de que no me iba a hacer daño. Recuerdo la impresión de mis amigos del barrio Liyisbet, Lisbet, Mara, Yoelito y Jaider cuando me
vieron llegar con el “nuevo look”, aunque no le hicieron mucho caso al cambio y
los pocos minutos continuaron como si nada su juego de atari.
Mi abuela Josefina Reid cumpliría hoy 84 años y sé
que donde quiera que esté su recuerdo me protege. Aunque ya el peine caliente
pasó de moda y ahora ni siquiera me plancho el pelo, uno de esos “monstruos de
hierro” sobrevive en la primera gaveta de la cómoda de mi hermana.
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