viernes, 23 de noviembre de 2018

Cábalas de vida y muerte. Cábalas de viernes.



Alguien me dijo yo me invento cábalas. Cábalas de vida y muerte. Que necesito hallarle a todo coincidencias, presagios. Yo no me invento cábalas, la vida me las da.
Todo empezó con Marisol, la hermana más pequeña de mi madre que murió a los 14 años, un 7 de noviembre, el mismo día del cumpleaños de otra de sus hermanas. Así inició la maldición de los Ibarra Torres: una triste coincidencia entre fechas de muerte y nacimientos.

En 2012 enterraban a mi abuela Iluminia el mismo día del cumpleaños de su hijo más pequeño. Otro hermano Ibarra Torres a quien le cuesta celebrar su cumpleaños con alegría.
Pero de todos, la más maldita fue mi hermana Kenia. Un día después de su cumpleaños enterraban a mi abuela paterna; su padre Jorge murió el mismo día del cumpleaños de su esposo y fue enterrado el día del cumpleaños de su hermana Ara; a ella misma la enterraron el día que su sobrino querido cumplía 3 años.
El día que cumplí 25 Kenia me avisó que llegaba con cáncer de Venezuela. Fue hasta ese momento, el peor se todos mis cumpleaños. Era 2013. Ese año apareció otra cábala: los años impares solo traen desgracias en mi familia. Esa fue la primera.
Dos años más tarde, en 2015, mi madre era diagnosticada con cáncer de ovario, meses más tarde mi hermana moría y a finales del año mi padre tenía un accidente que casi no cuenta. Era un año impar, no podía ser peor.
En 2017 el cáncer de mami se apoderó del hígado. Yo estaba segura que ella moriría ese año, porque era año impar, pero no lo hizo. Pensé entonces, será en 2019, pero me equivoqué.
Mi madre murió en 2018, un año par, a una semana exacta de mi cumpleaños, para romper así todas las cábalas. En mi familia todos temían que mi cumpleaños coincidiera con su muerte, pero ella me prometió que nunca aguaría mi fiesta. Mi madre rompió con las cadenas, con mis supersticiones, con mis miedos cada dos años. Esa fue su última lección: que no inventara cábalas, que no me las creyera, que no les temiera.
Pero murió un viernes, y yo cumplí años un viernes más tarde y este viernes es el cumpleaños de mi hermana Ara y fue también viernes el cumple de mi hermana Kenia. Cuatro fechas que coincidirán siempre en el día de la semana.
Por eso mamá me dejó otra cábala que cambia cada año el día de la semana. Este 2018 es una cábala de viernes. Por eso le escribo siempre, cada viernes.

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