Maxiller Martínez Tovar, siempre soñó con tener su propio negocio. Graduado como técnico medio en servicios gastronómicos trabajó con el Estado hasta que en 2011, con la apertura a las nuevas formas depropiedad privada, abrió un pequeño restaurante.
Lo que comenzó siendo un local para apenas unos pocos comensales es hoy una de las más prestigiosas paladares de Cienfuegos, un sueño hecho realidad, para quien no cumple aún los 30 años.
“A pesar de las dificultades en cuestiones burocráticas y obstáculos de algunos organismos, ya sea por desconocimiento o resistencia al cambio, es una intención del gobierno apoyar a quienes comenzamos en esta nueva forma de gestión económica”.
Rodeado por socios, quienes son tan o más jóvenes que él, manifestó su seguridad de que es posible alcanzar sus metas futuras, no solo como integrante del sector privado, sino además como joven.
“Creo que mis expectativas futuras pueden cumplirse. Me interesa la prosperidad de “Casa Prado” y el buen trato a quienes buscan aquí pasar un rato agradable en familia o en pareja. La Revolución por suerte, no pone trabas para cumplir mis sueños”.