jueves, 9 de enero de 2014

Cuando el fisco toca a la puerta



Sumario: Iniciada ya la Campaña de Declaración y Pago de Tributos 2014, el proceso de fiscalización efectuado el pasado año a elaboradores de alimentos y transportistas, atraviesa todavía una fase de reclamaciones y demandas, en virtud de las inconformidades alegadas por este grupo de cuentapropistas.


   Todo se vino abajo de un año a otro; ni siquiera hubo tiempo para pensar en el futuro inmediato. Las perspectivas de vida de muchos cubanos pasaron de utopías a quimeras, y en medio de la nada, con los platos vacíos y los bolsillos inmersos en una profunda depresión, no quedó otro remedio que volcarse a “la lucha”.
  Vicente Medina Medina sobrevivió, como tantos otros, la dura etapa de los años 90. Ante el reto de mantener por sí solo a una familia (esposa e hijos), renunció a los lamentos y montó un “negocito” consistente en la venta de refresco y disco de queso. Desde entonces ejerce como trabajador por cuenta propia, y nunca debió nada a nadie.
  Sin embargo, ahora parece afectado por estrés, “apenas duerme, tiene pesadillas y se levanta mucho durante la noche”, comenta angustiada su esposa. Y no es para menos. Al hombre le notificaron 8 mil pesos (moneda nacional) de fisco y una multa de 500, por supuestas contravenciones en la declaración jurada.
  “Me siento disgustado, hasta he pensado en abandonar el timbiriche. Cuando creía que iba bien con lo mío, vino el ‘tanganazo’, sin inspección previa, ni explicación alguna”, afirma Vicente. Su historia resulta común a más de mil 120 contribuyentes (elaboradores de alimentos y transportistas), blancos de un intensivo proceso de fiscalización desarrollado en 2013 por la Oficina Nacional de Administración Tributaria (ONAT) en Cienfuegos.

¿MENTIRAS PIADOSAS?

  Tocan a la puerta, quizás el cobrador de la corriente, el agua, el refrigerador…; la propia costumbre los aleja de la sospecha, pero detrás del tun tun viene la hecatombe. Llegó la notificación por subdeclarar los ingresos personales que,  en la mayoría de los casos,  viene de la mano con una cifra astronómica.
  Amparo González García, dueña del restaurante La Cueva, lo vivió en carne propia: le determinaron 91 mil pesos entre deuda y multa. “Lo he asumido con mucho disgusto. Te lo juro, estuve tres días llorando, porque no tuvieron en cuenta que hace poco más de un año comencé y estoy bastante alejada del centro de la ciudad. Yo primero debo vender, recuperar cuanto invertí en iniciar el negocio, para después pagar. Ellos me exigen el triple de lo declarado. Es una exageración”.
 Toda la ola de subdeclarantes devino síntoma de desagrado, y por la calle se esparcieron historias reales y otras un tanto ficticias. El entramado de los tributos al fisco padece de ese enrevesamiento exacerbado por el propio tecnicismo de la ley tributaria.

 En función de desgranar mejor el asunto, Aleida García Dévora, especialista de atención al contribuyente en la ONAT provincial, explica que los trabajadores por cuenta propia tienen la obligación de pagar mensualmente una cuota fija según la actividad realizada. “Por ejemplo, para las paladares son 700 pesos, pero de conjunto con el Consejo de la Administración Provincial poseemos la facultad de incrementarlo, de hecho en el municipio cabecera cobramos mil. A ello se suma el 10 por ciento de los ingresos personales en el mes, el aporte a la seguridad social, las tazas trimestrales por anuncio, y el impuesto por la fuerza de trabajo para quienes cuenten con más de cinco personas a su servicio”.   
  Sin embargo, los principales inconvenientes radican en que un grupo de modalidades deben presentar una declaración jurada sobre los ingresos personales en el año. Entonces, al pago de ese monto se le quita un límite de gastos que,  en el caso de las paladares, es de un 50 por ciento, de los cuales la mitad debe justificarse a partir de comprobantes de compra; también se les descuenta lo aportado cada mes.
  Del resultado de esa resta sobreviene el total a pagar (base imponible), llevada hasta una escala progresiva, cuyo sistema “permite cobrarle al contribuyente un determinado índice según la cantidad. Mientras más dinero, mayor por ciento debe pagar. Ahora bien, a veces la gente piensa que si ganan 50 mil pesos al año, deben darle 25 mil al Estado, y eso no funciona de esa manera”, refirió García Dévora. (Ver recuadro).
  El modelo es harto complejo, pero no justifica el desconocimiento sobre los procedimientos y la aparición de mentiras no tan piadosas. Mas, tampoco la condición de primerizos de muchos trabajadores en asuntos tributarios puede truncar la viabilidad del fenómeno, y menos de la propia fiscalización: caldero donde se cuecen la mayoría de las inconformidades.
  “Este proceso no lo hicieron de conjunto conmigo, nunca vinieron a visitarme, ni a muestrearme. Si fuera así, supieran que aquí no se vende mucho. Incluso, hay días que no viene ningún cliente”, asegura la dueña de “La Cueva”.     

GATO ENCERRADO

 Para comprobar si lo declarado se corresponde o no con la realidad, luego del 30 de abril de 2013 comenzó la fiscalización, donde todavía el gato está encerrado. De acuerdo con Silvia López López, subdirectora de la ONAT en el territorio,  “en todo el procedimiento se considera la cantidad de productos, los precios, horarios, localización, y con tales elementos determinamos una cifra siempre por debajo de sus máximos ingresos, más bien una media.
“La evaluación se efectúa de forma directa o indirecta. El cuentapropista puede saber que lo observo, pero de igual manera tengo la opción de evaluarlo sin que lo sepa: entrevisto a los vecinos, los compradores…”
  Desde el punto de vista legal, el recurso aplicado por la institución fiscalizadora muestras algunas grietas en virtud de ciertas violaciones a normativas contenidas en el decreto 308 del Ministerio de Finanzas y Precios (MFP). Joaquín Fernández González, abogado, sostiene que “la principal razón de inconformidad de los cuentapropistas del país (visto así en un encuentro nacional) responde al empleo del método indirecto para hallar la base imponible, sin haber prescrito, previamente, una infracción tributaria.
  “Incluso, conforme a la redacción del propio artículo 67 (comprendido en el decreto 308) se define a dicho método como un mecanismo especial a utilizar cuando la ausencia de declaración o declaración incorrecta del contribuyente no permita a la ONAT el conocimiento de los datos necesarios  para la determinación directa del impuesto a pagar”.
  Las pifias relacionadas con conceptos y procedimientos abren las puertas a determinados desenchufes. Uno de los transportistas (botero) entrevistados, explicó: “no sé por qué a los de la ciudad que ‘tiramos’ pa’ los municipios nos llegaron más de 20 mil pesos y a los de Cruces, Palmira… solo mil, dos mil o tres mil, y declararon más o menos lo mismo que nosotros”. ¿Acaso no es la misma distancia de Palmira a Cienfuegos que de Cienfuegos a Palmira?     
  Otro sugirió: “si va a ser así tan desajustado, es mejor establecer una tarifa fija según la ruta y los horarios, y uno sabe si lo toma o lo deja, porque esas cuentas que nos han llegado son demasiado altas. Además, no recibimos explicación ninguna de cómo realizaron la fiscalización”.
  Al respecto, Silvia López plantea: “existen procedimientos internos que solo debemos dominar nosotros, pero sí razonamos con ellos, a muchos los hacemos entender”.
  A otros no…, y en ese sentido el proceso muestra ambivalencias que dan trigo a las contradicciones. “Debe la ONAT explicar cómo determina la deuda tributaria y esos numeritos tan específicos. ¿De dónde sacan la información tan detallada?, por ejemplo: 567 pesos con 63 centavos. ¿Cuál es el medio de prueba utilizado ante el cual el contribuyente puede defenderse? Hablamos de un principio básico del derecho: presumir al individuo inocente, no culpable”, aseguró el abogado.
 En tal sentido, la mayoría insiste en que el número de la deuda padece de inflamación. Por eso, las aguas no andan tan tranquilas. Al cubano lo convences o lo vences.

NIÑO QUE NO LLORA… 

  No resulta un hecho aislado que de los más de mil 120 cuentapropistas fiscalizados, 867 presentaron recurso de reforma, o sea, una protesta oficial. Luego del análisis y la búsqueda del consenso entre los contribuyentes y la ONAT, cerca de 200 tuvieron lugar a favor de los no estatales, a 225 se les rebajó una parte del débito, y solo 42 quedaron con la deuda intacta. Sin embargo, como consecuencia de la cadena de desacuerdos, más de 20 mostraron inconformidad con el dictamen y acudieron al recurso de alzada, es decir, una especie de “recontraprotesta”. “Aunque se les rebaje la multa un gran número no acepta la deuda principal”, expuso Silvia López.
  “Imagínate periodista que antes me había llegado un papel que me estimulaba por cumplir correctamente con el pago de las cuotas mensuales y luego me notificaron una deuda de 16 mil pesos. No entiendo nada”, refirió el transportista Mijailo Prieto Marturelo.
  Por su parte, la funcionaria de la ONAT, también alerta sobre otro fenómeno: “Hay contribuyentes que le entregan a los tenedores de libros todo lo relacionado con los impuestos y se desentienden de esa parte del negocio. Ni siquiera dominan sus propias cuentas a la hora de presentar reclamaciones”.
  Al final, el éxito depende de las posibilidades reales de cada caso, y, especialmente, de las evidencias presentadas para deshacer las alegaciones de la ONAT. Entonces, urge perfeccionar los mecanismos empleados a la hora de determinar indisciplinas tributarias.
  Como rectificar es de sabios, ya este año el proceso de fiscalización inició junto con la Campaña de Declaración y Pagos de Tributos. Así, en caso de detectar ocultamiento o falsedad en lo declarado, existe la posibilidad de corregir los errores, y si se encuentra el contribuyente dentro del término voluntario ―hasta el 30 de abril―, no se le aplica el régimen sancionador (multa y recargo).      
  Subdeclarar los ingresos (práctica universal) constituye un delito, y, en ese caso, también aparecen algunos individuos que declaran cantidades irrisorias en comparación con las ganancias verdaderas. Para esos, que intentan pasarse de listos, no puede haber paños tibios.
  Ahora, hacer pagar justos por pecadores, impugna también cualquier postura honesta y responsable. El intensivo proceso de fiscalización ejecutado por la ONAT a solo dos sectores del cuentapropismo en Cienfuegos (acaso un mandato del cielo) coloca en tela de juicio a dicho proceso, preso de un oscurantismo que atenta contra la estabilidad de estas nuevas formas de gestión económica.
  Visto así el panorama, abultadas deudas aún corren a cargo de Vicente, Amparo, Mijailo…, y otros tantos que jamás imaginaron los dolores de cabeza al pretender salir adelante por sí mismos. De ese pozo de desventuras debemos sacar las experiencias para allanar el futuro, de lo contrario, otra vez chocaremos con los sinsabores que nacen, cuando el fisco toca a la puerta.    



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