Sumario: Iniciada
ya la Campaña
de Declaración y Pago de Tributos 2014, el proceso de fiscalización efectuado
el pasado año a elaboradores de alimentos y transportistas, atraviesa todavía
una fase de reclamaciones y demandas, en virtud de las inconformidades alegadas
por este grupo de cuentapropistas.
Todo se vino
abajo de un año a otro; ni siquiera hubo tiempo para pensar en el futuro
inmediato. Las perspectivas de vida de muchos cubanos pasaron de utopías a
quimeras, y en medio de la nada, con los platos vacíos y los bolsillos inmersos
en una profunda depresión, no quedó otro remedio que volcarse a “la lucha”.
Vicente Medina
Medina sobrevivió, como tantos otros, la dura etapa de los años 90. Ante el
reto de mantener por sí solo a una familia (esposa e hijos), renunció a los
lamentos y montó un “negocito” consistente en la venta de refresco y disco de
queso. Desde entonces ejerce como trabajador por cuenta propia, y nunca debió
nada a nadie.
Sin embargo,
ahora parece afectado por estrés, “apenas duerme, tiene pesadillas y se levanta
mucho durante la noche”, comenta angustiada su esposa. Y no es para menos. Al
hombre le notificaron 8 mil pesos (moneda nacional) de fisco y una multa de
500, por supuestas contravenciones en la declaración jurada.
“Me siento disgustado, hasta he pensado en
abandonar el timbiriche. Cuando creía que iba bien con lo mío, vino el ‘tanganazo’,
sin inspección previa, ni explicación alguna”, afirma Vicente. Su historia
resulta común a más de mil 120 contribuyentes (elaboradores de alimentos y
transportistas), blancos de un intensivo proceso de fiscalización desarrollado
en 2013 por la
Oficina Nacional de Administración Tributaria (ONAT) en
Cienfuegos.
¿MENTIRAS PIADOSAS?
Tocan a la puerta, quizás el cobrador de la
corriente, el agua, el refrigerador…; la propia costumbre los aleja de la
sospecha, pero detrás del tun tun viene la hecatombe. Llegó la notificación por
subdeclarar los ingresos personales que, en la mayoría de los casos, viene de la mano
con una cifra astronómica.
Amparo González García, dueña del restaurante
La Cueva, lo
vivió en carne propia: le determinaron 91 mil pesos entre deuda y multa. “Lo he
asumido con mucho disgusto. Te lo juro, estuve tres días llorando, porque no
tuvieron en cuenta que hace poco más de un año comencé y estoy bastante alejada
del centro de la ciudad. Yo primero debo vender, recuperar cuanto invertí en
iniciar el negocio, para después pagar. Ellos me exigen el triple de lo
declarado. Es una exageración”.
Toda la ola de
subdeclarantes devino síntoma de desagrado, y por la calle se esparcieron historias
reales y otras un tanto ficticias. El entramado de los tributos al fisco padece
de ese enrevesamiento exacerbado por el propio tecnicismo de la ley tributaria.
En función de desgranar mejor el asunto,
Aleida García Dévora, especialista de atención al contribuyente en la ONAT provincial, explica que
los trabajadores por cuenta propia tienen la obligación de pagar mensualmente
una cuota fija según la actividad realizada. “Por ejemplo, para las paladares
son 700 pesos, pero de conjunto con el Consejo de la Administración
Provincial poseemos la facultad de incrementarlo, de hecho en
el municipio cabecera cobramos mil. A ello se suma el 10 por ciento de los
ingresos personales en el mes, el aporte a la seguridad social, las tazas
trimestrales por anuncio, y el impuesto por la fuerza de trabajo para quienes
cuenten con más de cinco personas a su servicio”.
Sin embargo, los principales inconvenientes
radican en que un grupo de modalidades deben presentar una declaración jurada
sobre los ingresos personales en el año. Entonces, al pago de ese monto se le
quita un límite de gastos que, en el caso de las paladares, es
de un 50 por ciento, de los cuales la mitad debe justificarse a partir de
comprobantes de compra; también se les descuenta lo aportado cada mes.
Del resultado de esa resta sobreviene el
total a pagar (base imponible), llevada hasta una escala progresiva, cuyo
sistema “permite cobrarle al contribuyente un determinado índice según la
cantidad. Mientras más dinero, mayor por ciento debe pagar. Ahora bien, a veces
la gente piensa que si ganan 50 mil pesos al año, deben darle 25 mil al Estado,
y eso no funciona de esa manera”, refirió García Dévora. (Ver recuadro).
El
modelo es harto complejo, pero no justifica el desconocimiento sobre los
procedimientos y la aparición de mentiras no tan piadosas. Mas, tampoco la condición
de primerizos de muchos trabajadores en asuntos tributarios puede truncar la
viabilidad del fenómeno, y menos de la propia fiscalización: caldero donde se
cuecen la mayoría de las inconformidades.
“Este proceso no lo hicieron de conjunto
conmigo, nunca vinieron a visitarme, ni a muestrearme. Si fuera así, supieran
que aquí no se vende mucho. Incluso, hay días que no viene ningún cliente”,
asegura la dueña de “La Cueva”.
GATO
ENCERRADO
Para comprobar si lo declarado se corresponde
o no con la realidad, luego del 30 de abril de 2013 comenzó la fiscalización,
donde todavía el gato está encerrado. De acuerdo con Silvia López López,
subdirectora de la ONAT
en el territorio, “en todo el
procedimiento se considera la cantidad de productos, los precios, horarios,
localización, y con tales elementos determinamos una cifra siempre por debajo
de sus máximos ingresos, más bien una media.
“La
evaluación se efectúa de forma directa o indirecta. El cuentapropista puede
saber que lo observo, pero de igual manera tengo la opción de evaluarlo sin que
lo sepa: entrevisto a los vecinos, los compradores…”
Desde el punto de vista legal, el recurso
aplicado por la institución fiscalizadora muestras algunas grietas en virtud de
ciertas violaciones a normativas contenidas en el decreto 308 del Ministerio de
Finanzas y Precios (MFP). Joaquín Fernández González, abogado, sostiene que “la
principal razón de inconformidad de los
cuentapropistas del país (visto así en un encuentro nacional) responde al
empleo del método indirecto para hallar la base imponible, sin haber prescrito,
previamente, una infracción tributaria.
“Incluso,
conforme a la redacción del propio artículo 67 (comprendido en el decreto 308)
se define a dicho método como un mecanismo especial a utilizar cuando la
ausencia de declaración o declaración incorrecta del contribuyente no permita a
la ONAT el
conocimiento de los datos necesarios para
la determinación directa del impuesto a pagar”.
Las pifias
relacionadas con conceptos y procedimientos abren las puertas a determinados
desenchufes. Uno
de los transportistas (botero) entrevistados, explicó: “no sé por qué a los de
la ciudad que ‘tiramos’ pa’ los municipios nos llegaron más de 20 mil pesos y a
los de Cruces, Palmira… solo mil, dos mil o tres mil, y declararon más o menos
lo mismo que nosotros”. ¿Acaso no es la misma distancia de Palmira a Cienfuegos
que de Cienfuegos a Palmira?
Otro sugirió: “si va a ser así tan desajustado,
es mejor establecer una tarifa fija según la ruta y los horarios, y uno sabe si
lo toma o lo deja, porque esas cuentas que nos han llegado son demasiado altas.
Además, no recibimos explicación ninguna de cómo realizaron la fiscalización”.
Al respecto, Silvia López plantea: “existen
procedimientos internos que solo debemos dominar nosotros, pero sí razonamos
con ellos, a muchos los hacemos entender”.
A otros no…, y en ese sentido el proceso muestra
ambivalencias que dan trigo a las contradicciones. “Debe la ONAT explicar cómo determina
la deuda tributaria y esos numeritos tan específicos. ¿De dónde sacan la
información tan detallada?, por ejemplo: 567 pesos con 63 centavos. ¿Cuál es el
medio de prueba utilizado ante el cual el contribuyente puede defenderse? Hablamos de un principio básico del derecho: presumir
al individuo inocente, no culpable”, aseguró el abogado.
En tal sentido, la mayoría insiste en que el
número de la deuda padece de inflamación. Por eso, las aguas no andan tan
tranquilas. Al cubano lo convences o lo vences.
NIÑO QUE NO
LLORA…
No resulta un hecho aislado que de los más de
mil 120 cuentapropistas fiscalizados, 867 presentaron recurso de reforma, o
sea, una protesta oficial. Luego del análisis y la búsqueda del consenso entre
los contribuyentes y la ONAT,
cerca de 200 tuvieron lugar a favor de los no
estatales, a 225 se les rebajó una parte del
débito, y solo 42 quedaron con la deuda intacta.
Sin embargo, como consecuencia de la cadena de desacuerdos, más de 20 mostraron inconformidad con el dictamen y
acudieron al recurso de alzada, es decir, una especie de “recontraprotesta”. “Aunque
se les rebaje la multa un gran número no acepta la deuda principal”, expuso
Silvia López.
“Imagínate periodista que antes me había
llegado un papel que me estimulaba por cumplir correctamente con el pago de las
cuotas mensuales y luego me notificaron una deuda de 16 mil pesos. No entiendo
nada”, refirió el transportista Mijailo Prieto Marturelo.
Por su parte, la funcionaria de la ONAT, también alerta sobre
otro fenómeno: “Hay contribuyentes que le entregan a los tenedores de libros
todo lo relacionado con los impuestos y se desentienden de esa parte del
negocio. Ni siquiera dominan sus propias cuentas a la hora de presentar
reclamaciones”.
Al final, el éxito depende de las
posibilidades reales de cada caso, y, especialmente, de las evidencias
presentadas para deshacer las alegaciones de la ONAT. Entonces,
urge perfeccionar los mecanismos empleados a la hora de determinar
indisciplinas tributarias.
Como rectificar es de sabios, ya este año el
proceso de fiscalización inició junto con la Campaña de Declaración y Pagos de Tributos. Así,
en caso de detectar ocultamiento o falsedad en lo declarado, existe la
posibilidad de corregir los errores, y si se encuentra el contribuyente dentro
del término voluntario ―hasta el 30 de abril―, no se le aplica el régimen
sancionador (multa y recargo).
Subdeclarar los ingresos (práctica universal)
constituye un delito, y, en ese caso, también aparecen algunos individuos que
declaran cantidades irrisorias en comparación con las ganancias verdaderas.
Para esos, que intentan pasarse de listos, no puede haber paños tibios.
Ahora, hacer pagar justos por pecadores,
impugna también cualquier postura honesta y responsable. El intensivo proceso
de fiscalización ejecutado por la
ONAT a solo dos sectores del cuentapropismo en Cienfuegos
(acaso un mandato del cielo) coloca en tela de juicio a dicho proceso, preso de
un oscurantismo que atenta contra la estabilidad de estas nuevas formas de
gestión económica.
Visto así el panorama, abultadas deudas aún corren a cargo de Vicente,
Amparo, Mijailo…, y otros tantos que jamás imaginaron los dolores de cabeza al
pretender salir adelante por sí mismos. De ese pozo de desventuras debemos
sacar las experiencias para allanar el futuro, de lo contrario, otra vez
chocaremos con los sinsabores que nacen, cuando el fisco toca a la puerta.
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