No me puedo quejar con mis incursiones en la carretera. Las
primeras “botellas”, como decimos los cubanos (en el extranjero es autoestop), comenzaron en la universidad, dentro del mismo Camagüey, pero como todo lo
que evoluciona, con el tiempo los tramos se hicieron más largos.
Creo que las necesidades nos dan poderes incalculables a los
humanos, y también por qué no, el periodismo me ha dado ventajas en la manera
de comunicarme con los demás.
De mis incursiones en Camagüey recuerdo las paradas de la Rafelita
en Monte Carlo o en la rotonda del hospital Amalia, ambas
con el mismo destino ¡UNIVERSIDAAAAAAD!
Luego, hacía “botella” para evitar los camiones
de pasajeros entre Las Tunas y Camagüey
(127 km), cuyos buenos recuerdos no existen, y para evitar también la Yutong,
cuyo pasaje no hay bolsillo que aguante, me aventuré a la línea del ferrocarril
en un lugar de Las Tunas llamada la caldosa, por donde pasan todos
los carros que entran o salen del oriente del país.
Y de estos últimos, a pesar de las creencias populares,
tengo las mejores opiniones. Basta conversar con ellos para percatarnos de que
son gente común, tal vez un salario más alto y estimulación en divisas, pero
con nuestros mismos problemas y conflictos.
Durante todos esos viajes y miles de kilómetros recorridos,
aprendí que con respecto a la “botella” existen muchos mitos.
Por ejemplo cualquiera puede pararte, no importa si es
particular, policía, militar, o estatal. Si quieren, te paran. El que quiere
puede.
Pero todo cambió desde que vivo en Cienfuegos, pues la distancia con mi terruño
natal (más de 500 km) y la autopista nacional de por medio, ponían
escalofriante la simple idea de viajar en “botella”.
Y esa es la única opción viable que tengo para al menos ver
a mi familia con cierta regularidad (una vez al mes cuando hay suerte), pues el
pasaje de ida y vuelta en guagua representa el 51, 59 por ciento de mi salario
mensual, sin contar que el referido ómnibus demora casi ocho horas de viaje (si
no se atrasa), y como es el único que sale desde esta ciudad hacia oriente, es
casi imposible sacar un ticket un día antes, pues esa es la otra, ni siquiera
puedo planificarme, a no ser que sean vacaciones.
Mi primera incursión en la “botella” fue un incógnito para
todos.
Para Migue que se quedaba aquí, y para mi familia que me
esperaba allá.
Por suerte sorprendí a todos con la rapidez de mi llegada y
gracias a los compañeros de esa agencia que me rehúso a mencionar.
En mi segunda incursión me fue muy bien y rápido gracias a
los cubanos que viven en Estados Unidos, quienes no dudaron en brindarte una mano
o mejor una botella. Aunque por primera vez experimenté por unos minutos la
agonía de verse solo y botado en la carretera mientras pasa el tiempo y se hace
tarde.
Pero la tercera fue la vencida, ni tan bien, ni tan rápido,
aunque fue justo alguien que me había dado botella en mi primer viaje, quien me
reconoció en el medio de la carretera con mi pulóver de Las Tunas, y me trajo
un halo de esperanza.
Fue un viaje duro de ida y vuelta sin embargo, tanto que
dije que no volvería a viajar en botella, pero cómo no hacerlo otra vez si es
la única forma que tengo barata, cómoda, rápida para ver a los míos.
Po eso en base a mi vasta experiencia te propongo algunas
reglas básicas para hacer “botella”, claro que van ser más eficientes para las
mujeres, quienes en la carretera tienen ventajas.
1.
Lo primero que debes hacer es vestirte cómoda para
viajar, no sabes en qué vehículo vas a montarte por eso trata también de viajar
con poco equipaje.
2.
Lleva siempre contigo dinero suficiente para pagar
algún transporte por si te coge la tarde noche en la carretera, aunque unos de
los objetivos de la botella para muchas personas es viajar gratis, no puedes arriesgarte solo por ser
tacaña.
3.
Busca un lugar en la carretera por el cual tengan que
pasar todos los carros que viajan en tu dirección y les sea necesario bajar la
velocidad, puede ser la línea del tren, una señal de pare o ceder el paso, o un
punto de control de la policía.
4.
Piensa en una manera rápida y entendible de señalar o
decirle a los choferes para dónde vas, así aprovecharás durante el tiempo que
disminuyen la velocidad.
5.
Has contacto visual con los choferes, a veces el solo
mirarlos a los ojos permite que establezcan cierta empatía contigo y decidan
llevarte. Si no te miran a los ojos les es más fácil hacerse los suecos
(hacerse el bobo).
6.
No dejes de
hacerle seña a ninguno, a veces quién menos crees te puede dar botella.
8.
No te desesperes nunca porque estés demorándote, soy
del criterio de que siempre se coge la botella perfecta aunque tengas que
esperar un poco, o creas que no es esa, todo lo que sucede conviene, incluso si
nunca llegas a marcharte.
9.
Ten cuidado con la cantidad de personas que van en el
carro, aunque a veces es pura paranoia,
es necesario que mires bien a la gente que te dará botella, porque en cualquier
lugar hay gente loca y no se puede andar confiando mucho.
10. Por
último conversa con el chofer, si este va solo. Muchas veces montan a alguien
para hacer menos aburrido el viaje y que no les entre sueño. Habla de cualquier
tema el clima, los problemas actuales, los deportes, es importante que
establezcas una relación empática que incluso te puede dar buenas sorpresas.
Además no sería recíproco que te durmieras mientras a él le toca el duro camino
de la carretera y así tú también estarás atenta a la carretera.
muy bueno, la botella es del cara y mas cuando se va lejos. saludos de un tunero, redicado en cfgos por un tiempo y ahora en villa clara. saludos
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