No he conocido a nadie más comprometido con la ENIA que mi papá. Esta empresa ha sido como un hermano para mí, porque sé que ha sido como un hijo para él. Fueron 25 años dirigiéndola, desde su fundación hasta que otras labores lo han separado de ella.
Otros no se han dolido tanto al dejarla, pero sé que para mi padre desprenderse de la Empresa Nacional de Investigaciones Aplicadas de Las Tunas, es casi como perder un hijo.
Fueron 25 años en esa pequeña oficina donde me tiré mis primeras fotos, donde conocí de rocas y suelos, donde leí por primera vez aquellos libros de hormigón armado y creí que eran una novela policiaca, donde mi papá trató de inculcarme lo bello de la ingeniería geofísica y civil.
En la ENIA me colaba con mis muñecas, o me dormía en el sofá viendo a mi papá escribiendo, revisando informes, siempre trabajando. Nunca lo vi descansando, y creo que ese es el mejor ejemplo que un padre le puede dar a su hijo.
Aquí aprendí mis primeros pasos en la computación, de la mano de mi mamá, que sin enseñarle nadie, se convirtió en una experta, y por el empuje de mi papá que a veces, y aún hoy, me convertía en su secretaria.
Por la ENIA lo vi sufrir, llevarse el trabajo a la casa, e incluso a veces posponer alguna actividad con mi hermana y yo, porque, si algún asunto no podía esperar, esos eran los relacionados con la ENIA.
En la ENIA lo vi convertirse en maestro y lo vi disfrutar cuando enseñaba todo lo que aprendió durante sus años de estudio y que le hubiera gustado que un hijo suyo heredara. Por eso sus hijos han sido los enianos.
Lo vi incluso discutir, con ese ánimo de que todo saliera perfecto, y a su forma, tratar de que todos fueran mejores y no se conformaran con la mediocridad.
Eso también me lo enseñó mi papá, a guiar a todos por el mejor camino y convencerlos de que pueden y deben ser mejores.
Hace años, desde que estudio periodismo, siempre que le pregunto sobre un tema para escribir algún trabajo, su respuesta es la misma: la ENIA , y esta es ahora, una deuda pendiente.
Sé que desde lejos, siempre preguntará por este pedacito de tierra, porque sé que entre estas paredes deja parte de su vida.
PD: La Empresa Nacional de Investigaciones Aplicadas del MICONS en su filial de Las Tunas cumple este diciembre 26 años, allí crecí de la mano de mi mamá y mi papá. Esta crónica la hice a mi papá el día que se despedía de un lugar que fue su segunda, y aveces, primera casa. Iba a cumplir otras misiones a otro país. Espero les guste.
Glenda te felicito por el merecido homenaje, todo lo que aprendi en la ENIA, lo llevo presente cada dia, de tu papa, comprendi la rectitud en el trabajo y la constante exigencia y autoexigencia.
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