Leydis escribió revolución con mayúscula en un trabajo de la universidad. Su compañero de equipo, Mario, estudiante de Colombia, le preguntó por qué lo hacía, y ella le respondió que “Revolución” es un nombre propio, porque se refiere a la Revolución Cubana.
Mario no entendió. Para él revolución significa cambio, transformación, inquietud o alboroto.
Algunos creen todavía que el 2012 es el fin del mundo. Recuerdo que el 2000 traía también ese presagio e incluso hubo varios suicidios colectivos en algunos países. Aunque a ciencia cierta no sé cuán reales, o lógicas, o creíbles son las teorías del fin del mundo en 2012, no me da la gana que se acabe, porque aún me quedan muchas cosas por hacer y disfrutar. (Y qué conste que el orden no tiene nada que ver con la prioridad)
Mi abuelo se llamaba Inocente Boza, según mi papá, él decía que de inocente sólo tenía el nombre. Si era cierto nunca lo supe, porque murió cuando yo a penas tenía cuatro años.
No sé por qué mi bisabuela le dio ese nombre, pero lo cierto es que cada 28 de diciembre, lo recordamos entre las jaranas propias de este día.
“Te cogí por inocente”, decía desde pequeña a los que un día como hoy son víctimas de bromas de buen y mal gusto, dependiendo de los “bromistas”. Sin embargo, hace algunos años que nadie “me coge por inocente”, y no porque con el tiempo me haya vuelto más astuta, (eso no lo sé), sino porque esa tradición como día para reírnos y hacernos sanas maldades, pasa desapercibido.
Cual magia del destino, llevo mucho de Haydée. Compartimos los mismos medicamentos para el asma, la espalda encorvada como quien trata de esconderse, la predicción por girasoles, el gusto por el arte aún sin saber nada sobre este, una tristeza que a ratos nos circunda, la fe infinita en el amor, la afición por la pelota y de cuando en vez, un pensamiento suicida. A pesar del más de medio siglo que separa nuestras generaciones, sin ni siquiera imaginarnos la una a la otra, un “insignificante” poblado al suroeste de la región oriental, nos unió para siempre.
Nací 8 años, 2 meses y 9 días después de su muerte, sin embargo me dio el regalo de despertar cada día, y sin hablar apenas, descubrirme resguardada en mi cuna, por dos hombres desaparecidos, sólo físicamente, muchos años antes: Abel y el Che.
Nivel educacional: Un sexto grado en una escuelita rural...
Títulos: Revolucionaria
Ocupación: Formalmente, directora de la Casa de las Américas. De todos los trabajos que he hecho, este es el menos trabajo.
Actividades políticas: Cuanto trabajo he hecho. A mi juicio en una sociedad como la nuestra, cada actividad que se haga es política.
Esto es lo que puedo decir. A partir de este momento, cualquier compañero que desee completar mi ficha biográfica contará con mi aprobación.
H. Santamaría
Esta es una autoficha que se realizó Haydée Santamaría. Hace tiempo le debo estas cosas e incluso este blog que también hice para rendirle homenaje a ella y a la constelación de iluminados de los que forma parte.
Descubrí la canción a penas por los premios que obtuvo en los Grammy Latinos 2012. Corrí rápido a buscarla y esperé hasta la casa para oírla. Migue y yo nos quedamos atónitos. Fue una canción que hizo que no miráramos el uno al otro y sintiéramos ganas del abrazarnos. Lo hicimos, pero no dijimos ni una palabra. NO HACE FALTA PALABRAS. Latinoamérica es un himno que necesitaba esta tierra, es la canción del Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (justo como me dijo alguien hace unos días).Latinoamérica es una canción para unir el continente.
pd: Es una lástima que Puerto Rico, sea “la única colonia del mundo”, no obstante también forman parte de Latinoamérica.
No hubo una gran diferencia de edades entre ellos; tal cercanía existió, que los hermanos Santamaría conocieron en carne y hueso, al líder de los azucareros en Encrucijada, primero, y en Cuba después.
Cuenta Haydée Santamaría, que su hermano Abel, escuchaba con identificación las arengas de Jesús Menéndez en el central Constancia, allá por los años 40 del siglo pasado.
Tal vez, esos discursos formaron parte de la conciencia revolucionaria formada en “El Polaco”, (así le decían a Abel por su pelo rubio y ojos azules) desde sus años jóvenes.
Nacidos en ese municipio de Villa Clara, los tres trascendieron en el tiempo y en la historia cubana.
Jesús Menéndez, el negro defensor de los azucareros, cuyo natalicio llega hoy a su centenario, estuvo también en mi tierra tunera, pero en Chaparra, (hogar de mi abuela paterna), allá por 1941 donde intentó entrar al central, pero no lo dejaron.
Ya era en ese entonces “el General de las Cañas” y advertía el triunfo que no llegó a ver, pero que sucedió. Dijo: “Algún día entraremos por esas puertas como dueños”.
Fue el sueño cumplido de Jesús, Haydée y Abel, el sueño que por suerte, me legaron.
Años más tarde otro cubano que tenía de negro, de blanco,…. de cubano, escribió estos versos.
Entonces llegará,
General de las Cañas, con su sable
hecho de un gran relámpago bruñido;
entonces llegará,
jinete en un caballo de agua y humo,
lenta sonrisa en el saludo lento,
entonces llegará para decir,
Jesús, para decir:
—He vuelto, no temáis.
Para decir:
—Mirad, he aquí el azúcar ya sin lágrimas.
Para decir:
—Fue largo el viaje y áspero el camino.
Creció un árbol con sangre de mi herida.
Canta desde él un pájaro a la vida.
La mañana se anuncia con un trino.
No he conocido a nadie más comprometido con la ENIA que mi papá. Esta empresa ha sido como un hermano para mí, porque sé que ha sido como un hijo para él. Fueron 25 años dirigiéndola, desde su fundación hasta que otras labores lo han separado de ella.
La ENIA, es su hogar y hoy que lo he visto llegar, casi como despidiéndose, no he podido evitar sentir una tristeza, que sé, no es ni la mínima parte de la que si ente él.
Otros no se han dolido tanto al dejarla, pero sé que para mi padre desprenderse de la Empresa Nacional de Investigaciones Aplicadas de Las Tunas, es casi como perder un hijo.
Fueron 25 años en esa pequeña oficina donde me tiré mis primeras fotos, donde conocí de rocas y suelos, donde leí por primera vez aquellos libros de hormigón armado y creí que eran una novela policiaca, donde mi papá trató de inculcarme lo bello de la ingeniería geofísica y civil.
En la ENIA me colaba con mis muñecas, o me dormía en el sofá viendo a mi papá escribiendo, revisando informes, siempre trabajando. Nunca lo vi descansando, y creo que ese es el mejor ejemplo que un padre le puede dar a su hijo.
No me importa decir en un P-1 (ruta de guagua en La Habana) que soy oriental. Allí nací, allí me crié y ahí estoy orgullosa de haber vivido, aunque algunos me digan traicionera porque vivo actualmente en Cienfuegos.
Y tal vez usted que lee diga: ¡sí, así es muy bonito querer y hablar bien de tu tierra! Pero no.De mi ciudad lo extraño todo, hasta los baches llenos de agua cerca del ferrocarril y el ruido de los trenes pasando frente a mi casa.
La tierra es la tierra, y es como si cuando nacieras te inyectaran un poco de esa característica única del lugar donde vives. Aunque claro está, hay excepciones.
Y entonces me digo, sí eso me pasa con una provincia como Las Tunas tan poco trascendente para muchos –que conste que no para mí-, que me pasaría con Cuba.
Me muero de la nostalgia, lo sé. La gente, las calles, hasta los buenos y malos olores, que por supuesto hay en cualquier lugar del mundo, se extrañan. Claro está, hablo sin conocimiento de causa, pero no ha habido una solo persona que se haya marchado del país que al hablarme con sinceridad no me haya confesado que lo extraña. Y no quiero decir que no me gustaría conocer otros lugares del mundo, ¿a quién no? Pero dejar mi patria para siempre, um, eso no logro ni imaginarlo. Por eso Cada país de Buena Fe me emociona tanto, ahí les dejo un fragmento.
Sábado 2:30 pm. Escucho la canción Fuiste tú de Ricardo Arjona y Gaby Moreno, el cielo dibuja nubes grises que aún no lloran. A lo lejos el mar abraza las piedras e insiste en salpicar a los que a esta hora están sentados en el malecón.
Malecón habanero, espacio para amar, pensar, compartir, llorar o simplemente añorar, justo como ahora mismo lo hago yo. Y mientra yo, queriendo, anhelando, soñando, pensando en ti: caballero de mis aventuras, príncipe sin castillo ni cuento que habitas en este metro con 60 cm que soy. A mi espalda el Hotel Nacional, en mi mente el hotel nacional de nuestro cuarto, complíce de todas las cosas amargas y maravillosas que produce el amor. Cuantos nuevos amantes, cuantos anhelos de eso otro malecón al sur. Ahora, otra canción nostálgica para seguir amándote desde lejos, en este malecón.
Aquí les dejo unas fotos del quinto campeonato provincial de Panificación y Repostería realizado en el parqueo del Coopelia, hoy en la mañana. Si se fijan verán cuánto de nuestra idiosincrasia hay en los dulces y panes que hicieron los cubanos de la capital del país. Felicidades a los ganadores, y a usted que se la haga la boca agua, digo, si no es diabético. Y que conste que me faltó la de los cinco héroes, porque la pila murió y cuando volví ya habían devorado el dulce. Ah, perdonen las fotos, es que mi camarita está un poco obsoleta, pero al menos sirve para guardar momentos como este. AH La tunera-cienfueguera, está ahora en La Habana.
El celular fue en algún momento un lujo, hoy es una necesidad, aunque algunos se empeñen en decir que la ciudad está llena de públicas- y ni comentar que las de moneda casi se extinguen, pero bueno, eso es otro tema….
Volviendo al celular. Llegó a Cuba hace apenas algunos años y ya son más los usuarios con este tipo de artefacto, (más de un millón), que los que tienen teléfonos fijos. Y usted dirá, ¡Es mejor un fijo!, sí, pero ese no se puede llevar a todas partes.
Lo cierto es que cada vez más el número de clientes de Cubacel aumenta Y no es que los cubanos tengan mucho dinero, ¡NO! Y precisamente por ese motivo hemos creado un código para ahorrar el dinero de la cuenta:
Existen los que ingresan el crédito de 5 CUC cada dos meses para mantener la línea, aunque eso incluya un mes de inactividad o sin dinero. No pueden llamar, ni enviar mensajes, ni casi hacer nada con el aparatico, pero pueden recibir llamadas de alguien “bondadoso” que le marque con el *88.
¿Quién dice que en la oscuridad de una celda, no se puede cantar una canción? El mejor ejemplo lo escuché ayer, cuando oí por segunda vez la voz de Antonio Guerrero, la primera y única había sido en una grabación de una fiesta familiar hace algunos años en un documental, me alegré sobremanera al escucharlo cantando la canción que más me gusta de Silvio Rodríguez: El necio.
Antes, la mejor versión que había escuchado era la de Sexto Sentido, pero definitivamente la ternura de un cubano que desde la injusticia, tiene fuerzas para cantarle al mundo, dice mucho de su inocencia.
Tony, ha emocionado otra vez a los cubanos. Ya lo hizo por primera vez con su valentía y altruismo. Ya lo hizo luego con su talento como poeta, escritor, caricaturista y pintor. Y ahora volvió a hacerlo. Tal vez no es el más afinado, o su timbre no sea el del mejor tenor, pero Antonio Guerrero, preso injustamente en las cárceles de Estados Unidos por defender a su pueblo, envío un mensaje al mundo con su interpretación a capella.
“Nunca se da tanto como cuando se dan esperanzas”, leí hace algunos años en la pared de un cuarto. Pero no comprendí esa cita de Anatole France, sino un tiempo después cuando supe de un viejo amigo de la secundaria que había adquirido el SIDA. ¡Aún no cumplía los 20 años!
Recuerdo que al principio ni siquiera lo creí, pero la seriedad con que me dieron la noticia no dejó margen a las dudas.
En ese instante, pasaron por mi mente todos los momentos que pasamos juntos cuando éramos apenas, alumnos de la secundaria.
¡Qué ironía! Cual discurso vacío, hablaba de los daños del VIH durante debates escolares, pero no imaginé nunca que alguien tan cercano a mí pudiera padecer la enfermedad.