Cuando publiqué la historia de Yaíma Jiménez, la primera mujer inseminada
artificialmente en Cienfuegos, cuya hija Alexa cumplió 4 años el 9 de diciembre
pasado, todo parecía una historia de cuento infantil.
Entonces
muchas mujeres cubanas retomaron el anhelo de tener un bebé, casi vencido por
el tiempo y los contratiempos.
Algunas me
escribieron a la dirección del periódico para pedir información, ayuda o incluso
para compartir sus deseos, esos que en apenas unos días volvieron a convertirse
en frustraciones.
Desde las
regiones central y occidental varias enviaron sus misivas. Unas porque sus
estudios de continuos años no arrojaban ninguna conclusión definitiva todavía y
les preocupaba el paso del tiempo; otras porque en los centros donde debían
atenderse por su posición geográfica, el vivir lejos de la institución era la
limitante para no ser aceptadas.
Y me
pregunté ¿cómo puede suceder eso en un país donde la salud es un derecho gratuito,
en un país que requiere urgentemente de más mujeres que decidan tener hijos, y
no se den por vencidas ante la burocracia?
El caso de
una lectora de Artemisa, no es el primero que me cuenta su historia. Un
problema de comunicación retrasó y a la larga impidió el proceso para una
fertilización in vitro de una amiga querida y el tiempo pasó, y pasó, y con él
las posibilidades de ser seleccionada para tal proceder médico de reproducción
asistida.
Y más que
eso, con el tiempo murieron sus deseos, y el de su esposo de ser padres alguna
vez, de darle su sangre a un hijo, de construir esa familia que anhelaron desde
que se conocieron en la universidad.
No debe
ser. Mucho menos cuando publicamos resultados halagadores de procederes de fertilización
en Cienfuegos, Holguín y La
Habana. Mucho menos cuando en todos nuestros policlínicos
existe una consulta de planificación familiar, aunque no siempre existir
signifique funcionar.
No debe
ser en un país donde la prensa ha dicho muchísimas veces que tales cetros son
territoriales porque deben atender pacientes de diversas provincias.
Esa
lectora de Artemisa, quien escribió indignada por la respuesta dada a sus
interrogantes compartió primero su agradecimiento por el trabajo que le trajo
esperanza y luego, con igual confidencia, su desesperación, indignación y
tristeza.
No
menciono su nombre porque como también a veces tristemente pasa, podría ser
blanco de recriminaciones y entonces solo sería mayor la frustración, y a la
larga, su deseo sería mucho más imposible.
Le he
dicho «no te rindas, haz todo lo posible… y lo imposible, que el niño o niña
que logres, valdrá cada lágrima, cada indignación, cada momento de desesperanza».
A veces no
basta con que una mujer desee ser madre, o un hombre desee ser padre y una
pareja se ame inmensamente. El amor y el deseo, no siempre bastan para concebir
un hijo, aunque tales sentimientos sean lo más importante.
Acaba de
entrarme un correo de la lectora. Ha escrito otra vez, ahora feliz, porque tal
parece las puertas comenzaron a abrirse. Me pregunto entonces si este
comentario tiene algún sentido ahora, y creo que sí.
Aunque ya
ella esté en pleno proceso, otras parejas cubanas seguramente encontrarán
alguna piedra institucional en su camino a ser padres, mas yo quiero seguir
apostando por nuestro sistema de salud.
Nos urge a
todos, pero especialmente a nuestros profesionales, no cortar las alas, para
que vuele libre y satisfactoriamente, la cigüeña.
te las ingenias para sorprendernos en cada lectura a tus escritos, ésta vez, no solo tocas fibras del corazón, sino que sabiamente nos llevas a una realidad como la que planteas, "como es posible?", y unido a otros casos de esa "imposibilidad", creo que desde hace mucho tiempo, muchos de los lógros cubanos, pasaron de ser realidad, a estadisticas infladas que en muchos casos contrastan con el quehacer de nosotros los cubanos. Conozco personalmente una pareja aquí en Bélgica, quienes durante años intentaron mediante varios métodos, tener un niño y ante la casi conclusión de no poder ser, adoptaron uno, pues pasado menos de un año, la jóven quedó embarazada y hoy conforman una familia de 4 y les aseguro que son muy felices. Sé que el tema adopción no se estila en mi cuba, al menos no oficialmente, es costumbre adoptar hasta nuestros vecinos sin necesidad del protocolo a seguir en el caso oficial, pero de hacer uso de estas formas puede que muchas parejas lo logren, sin necesidad de llegar a la inseminación artificial, que como muchas mujeres saben, es dolorosa. Me alegra leer casi al final que la señora que escribe logró su objetivo, y usted querido pépe también, y es interesante nos transmita sus dudas de profesional, esto engrandece su alma y corazón y hace ganar mucho más respeto entre los que le leemos. Gracias por llevarnos a éste tema tan poco "tocado", gracias por las letras. Saludos tropa.
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