Hace años la Unión de Jóvenes Comunistas (UJC) notó
que algo no andaba bien con ella. Las motivaciones que cimentaron su fundación
eran las mismas, pero había que atemperarlas a los nuevos tiempos.
La formalidad de sus reuniones; el mal
funcionamiento organizativo en varios niveles; la opinión popular de que era
solo para cotización y trabajos voluntarios; los crecimientos masivos y también
“las masivas” bajas; pusieron en tela de juicio su función política y social,
su reputación ante las nuevas generaciones. Perdió el prestigio, para decirlo
con todas las letras, aunque más de uno se sienta dolido, aunque más de uno se
moleste, aunque más de uno lo desmienta.Fueron tiempos desafiantes para sus dirigentes y sus miembros, y todavía lo son. Lo que antes era un privilegio se convirtió para muchos en un dolor de cabeza. Para otros, los oportunistas, un discurso cargado de parafernalia y arengas les procuró un status, una “imagen política” que enmascarara todo lo sucio que había detrás.
Y mientras el universo juvenil (término para
identificar a los no militantes) veía en la UJC una organización que no se
identificaba con sus intereses, que solo ponía trabas para hacer,
decir….viajar. Ya no era solo aquella cuyo ingreso avalaba la aspiración a una
carrera o te daba una buena reputación entre los demás.
Entonces “la juventud” comenzó a rectificar,
porque estaba claro que no podían “seguir inflando un globo”, como hacen
todavía muchas otras organizaciones. Su función política no ameritaba tal
pérdida de tiempo, tal trabajo en vano.
Desde la eliminación de aquellas actas
extensísimas y las indicaciones sobre qué temas se discutirían, -como si los intereses
de todos fueran los mismos-, inició un
proceso de cambio que priorizaba las verdaderas preocupaciones de las nuevas
generaciones.
Surgió entonces, hace muy poco, la Conexión
Necesaria, un proyecto cuya intención es conocer las inquietudes de la juventud
y que se sientan identificados con nuestra organización, aunque no la
integren
Este proyecto,
desde un espacio informal, hace un llamado a transformar lo que no esté bien y
necesite un cambio definitivo para ser mejores, a transformar con nuestro aporte todo lo que no esté bien y asumir el reto de cambiar lo que nosotros mismos hacemos mal o no hacemos.
Sin embargo, la juventud necesita más que una
conexión (y necesita también la conexión a Internet), aunque son válidas todas las iniciativas que permitan el intercambio
sincero, sin importar si se milita o no.
A pesar de los cambios a los que se exhorta,
todavía hay quien no concibe médicos, periodistas, abogados, dirigentes que no
militen. Como si por no ser de la UJC, no se fuera revolucionario, como si un
carnet pudiera realmente influir en convicciones y maneras de pensar.
Por fortuna, “juventud” se corrige, (más le
vale o podía agonizar como lo hacen otras organizaciones) y es alentador ver a directivos -los he visto,
los conozco- que se empeñar en transformar la cosas, aunque esa intención lleve
tiempo, voluntades, recursos.
Continúan soñando y merecen el beneficio de
la fe, que es lo que realmente importa y le tienen fe a esa juventud, que
necesita urgente, desesperadamente, de una conexión.
Chapeau!
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