Podría parecer tétrico hallar hermoso a un camposanto. ¿Qué belleza puede existir en la muerte?, pero la hay. De ello dan fe cuatro cementerios cubanos considerados museos del arte funerario al aire libre: el de Santa Ifigenia en Santiago de Cuba, de Cristóbal Colón en La Habana, y el Tomás Acea y de Reina en Cienfuegos.
Sin embargo, este último, ya no es tan bello como antes. Los ángeles ya no tienen alas y descendieron al suelo con los vientos huracanados; las rejas se oxidaron con el paso del tiempo; los muros con nichos verticales -(únicos de su tipo en Cuba)- amenazan con desplomarse; en las tumbas la acumulación del agua desplazó a los muertos.
“Cuando llegamos aquí a comenzar el trabajo desde años atrás, el local del edificio administrativo no tenía techo, eso hizo que se deterioraran elementos de las paredes y encontramos muchas bóvedas deterioradas, sin valor de uso, porque están inundadas”, explica Adolfo Rocío Hernández, jefe departamento de arquitectura de la Oficina del Conservador de la Ciudad de Cienfuegos (OCCC).
Con grado de protección uno, por ser monumento nacional, en el Cementerio Municipal o General, conocido popularmente como de Reina, comenzó su reparación capital en diciembre de 2011, una labor que se dilata por falta de fuerza laboral y poco sentido de pertenencia de las autoridades competentes.
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Por varias razones la ARPI no ha podido mantener allí la fuerza de trabajo, “se priorizan otras obras y entonces mueven a los constructores para allá, indica Rocío Hernández. No es que esas otras no sean necesarias pero así es imposible cumplir con lo planificado.
Mas no atenta solo contra la ejecución de la obra los obreros que ejecutan los trabajos, también la calidad de los recursos a utilizarse en un inmueble como este, con características a respetar, requiere de una seriedad por parte de los implicados.
Igualmente se mantuvo la teja con la pendiente original, pero hay que estar un poco arriba de la gente para garantizar la calidad, pues en ocasiones no hay mucho interés.
¿Y será que el patrimonio no le interesa a nadie? ¿Acaso por ser el cementerio el último lugar a donde van los muertos, no merece también una digna preservación?
Saturnino Rivera González, subdirector de inversiones de la dirección de servicios comunales explica que el presupuesto para la ejecución de la obra está en dependencia del plan anual y el balance territorial.
Unos 50 mil pesos fue el presupuesto asignado para el 2014, monto que lleva buen por ciento de gasto.
“Han existido problemas con la coordinación de recursos especiales como las lámparas y otros objetos que queremos se asemejen lo más posible a los originales y se coordinan con el Fondo Cubano de Bienes Culturales. El mecanismo en ocasiones no funciona como uno desea, porque eso lleva su tiempo, nivel de aprobación…. Parece que se dilata pero es que requiere de tiempo.
Tras la conclusión del edificio administrativo,- ya a un 80 por ciento según Rivera González-, se priorizarían los nichos ubicados al norte, los cuales se encuentran en un estado deplorable y constituyen el elemento que hace único de su tipo a este camposanto.
“Desde años anteriores está hecha la parte documental y técnica de esa parte. Existe además un nivel de recursos aprobados y sería esa la prioridad, pero con el alcance financiero no debe ejecutarse este año, aunque trataremos de “guapear” para al menos empezarlos antes de que culmine 2014”.
Los muertos ¿ya no tienen a nadie?
Los muertos ¿ya no tienen a nadie?
La Bella durmiente es una joya del arte funerario |
“La mayoría de las bóvedas son particulares y cuando citamos a sus propietarios no se presentan”, comenta Mayda Bolaños Martínez administradora de la necrópolis.
“Sin la autorización de los dueños no podemos intencionar nada, aunque hay algunos que sí se preocupan, vienen y “echan una placa”, pero otros ni se molestan y entonces nosotros tenemos que sellarlas porque en estas se acumula el agua”.
“Sin la autorización de los dueños no podemos intencionar nada, aunque hay algunos que sí se preocupan, vienen y “echan una placa”, pero otros ni se molestan y entonces nosotros tenemos que sellarlas porque en estas se acumula el agua”.
Aunque desde 1900 fueron clausurados los nichos verticales y el Cementerio Tomás Acea constituye la necrópolis principal de la ciudad, todavía aquí se realizan enterramientos.
“Todos los que tienen propiedad hacen sus entierros en este lugar y existen más de 20 estatales para quienes lo necesiten. Se les presta por dos años y luego se hace la exhumación de los restos, los cuales son trasladados al Tomás Acea a osarios colectivos”.
Sin embargo, no pueden continuar a la espera de los propietarios interesados o no en preservar su patrimonio funerario.
Saturnino Rivera González, subdirector de inversiones de “comunales” resaltó que para aquellos interesados en preservar sus bóvedas o panteones, brindan los especialistas brindan asesoramiento en cuanto a las especificaciones de color, forma, materiales a utilizar, etc., teniendo en cuenta que es esta una joya del patrimonio funerario de Cuba y el mundo.
Un
cementerio para visitar en vida
Declarado Monumento Nacional en 1990
(aunque la placa alegórica no esté en ningún lugar) el Cementerio de Reina
resalta además por su estilo neoclásico y sus finos trabajos de herrería y sus
preciosas esculturas y bóvedas construidas de mármol de carrara.
«Hoy no se puede importar este material
pero hay variantes de las más sencillas con cemento blanco y granito para hacer
un labor de restauración digna. Los estudiantes de la escuela de oficios de la
OCCC realizarán estos trabajos, y también los de pintura y forja y fundición de
las rejas», asegura la administradora Mayda Bolaños Martínez.
Previstos para iniciarse en septiembre
pasado, todavía los estudiantes y especialistas esperaban por la disposición de
los recursos por parte de Comunales.
Y entre el poco sentido de pertenencia
de algunas instituciones y el descuido de los propietarios de las bóvedas, el
cementerio se muere lentamente.
Ya no importa que allí descansen los
restos de varios benefactores de la ciudad, ni que esa necrópolis esté incluida
en el listado 1998-1999 del Fondo Mundial de Monumentos entre los 100 sitios
del patrimonio universal en peligro de desaparecer.
Una joya como esta amerita más atención
y prioridad aunque allí no exista vida. Más allá de su valor patrimonial es
preciso recordar que nuestros muertos también merecen respeto.
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