No es que me identifique más con Adriana y Gerardo. Ni siquiera que haya conocido a alguno de los dos, pero su historia de amor, amenazada por el tiempo y las distancias, me conmueve sobremanera.
Su historia recorre miles de voces alrededor del mundo y cientosde artículos en medios de prensa digitales o tradicionales.
No es un secreto para nadie, pero esta semana he escuchado una canción que le dedica Buena Fe en su nuevo disco, que me ha hecho volver sobre aquellos días en que de la mano de Gerardo en su libro El Amor y el humor todo lo pueden, conocí su devoción a esa mujer y la reciprocidad de ella.