Lázaro Vilches corrió esta mañana para alcanzarle un girasol
a su hija Diamela de siete años, quien estaba triste por ser la única niña sin
una flor.
Justo antes de que llegara al malecón cienfueguero la
escuela primaria Guerrillero Heroico, donde la infante cursa el segundo grado, su
papá se abrió paso entre la multitud y le alcanzó la ofrenda.
Felicidad, fue la única palabra que mencionó la nena cuando
le preguntaron por sus emociones.
Por su parte, su padre dijo que siempre le ha hablado de los
héroes y mártires de la
Revolución y que estaba muy contento de haber llegado a
tiempo.