Con Queta |
No fue su
primer títere un gato, un niño o una rana. No sabe por qué, pero se enamoró de
la Vaca Queta aquel día que vio su plantilla en una revista mexicana. Desde ese
momento, tal títere de papier maché
acompaña a otros 67 muñecos que guarda celosamente en el segundo piso de su
casa.
Allí,
Manuel Jesús Ávila, para todos Manolito, resguarda la historia del teatro guiñol en Cienfuegos, y celebra, junto a sus
títeres, su medio siglo dedicado a trabajar para los más pequeños.
“Mis
primeros muñecos fueron un perro de fieltro y la vaca Queta, cuyos moldes
encontré en la publicación
“La Familia” editada en México.
Los hice en marzo de 1962 y mi tía María Delia me los ayudó a confeccionar,
pero el perro se perdió, solo queda Queta”.
Los primeros títeres |
Meses más tarde, en octubre, junto a las
artistas Yolanda Arce, María Figueroa, Ana María Pérez y Teresa Ávila, su
prima, que fungía como costurera y utilera, fundó el Teatro Guiñol de Cienfuegos.
“El primer
escenario que tuvimos fue la sala de mi casa y la escenografía era la caja de
un refrigerador. Así montamos las obras La tiza mágica, Los
dos leñadores, Lolita vence al diablo y la Caperucita Roja”.
Así comenzó
su labor para los niños, que lo llevaría a conocer a importantes figuras del
teatro como Luis
Interián, Dora Carvajal
y los hermanos
Hilda (Carucha) y José (Pepe) Camejo.
“Los
hermanos Camejo me regalaron uno de los primeros muñecos de Pelusín del Monte que
tuve. Ese títere tradicional me gusta usarlo mucho. En las
funciones lo trabajo, junto a su abuela (que lo consiente cantidad) y
aprovecho y también incluyo a “Queta”.
Integran
los personajes de Manolito 68 muñecos entre títeres
de mano, de varilla y marionetas; y aunque algunos
animales están repetidos, cada uno tiene su propia historia.
“Tengo tres
conejos, dos vacas, varios negritos rumberos, un chino, ranas, varios Pelusín,
y otros personajes y animales. Los he confeccionado de distintos materiales: lo
mismo uso un pomo de champú, que una pelotica de desodorante o una güira. El
vestuario a veces lo hacía yo, pero de la mayor parte se encarga mi tía”.
Guardados
en un estuche de nylon para que no se empolven, Manolito tiene como costumbre
examinarlos regularmente e incluso hablarles.
Con Pelusín |
“Cuando se
acerca una función les digo: Hoy van a trabajar tú y tú, así que prepárense, y
al terminar con ellos los reviso y los retoco si es necesario, porque con el
paso del tiempo se debilitan, sobre todo las marionetas”.
Hace años
que Manolito no actúa con el Guiñol de Cienfuegos, sin embargo no ha dejado de
trabajar para los niños. Siempre que alguna institución reclama sus funciones,
él, dispuesto, acude a hacer reír a la grey infantil local.
“Además de
mis muñecos, tengo mi escenografía, un telón desarmable que es muy fácil de
transportar, mi equipo de audio y varios instrumentos para jugar con los
peques.
Siempre
hago trabajos unipersonales y utilizo dos muñecos en cada obra. Sólo necesito
un asistente que me ayude a colocarme el guante. Y para el final siempre llevo
una marioneta”.
“Casi
siempre me ayudan los instructores de arte, quienes hacen de interlocutores
entre el niño y el títere. Me gusta que los pequeños no sean simples
espectadores, sino que canten, reciten, respondan o hagan adivinanzas y por
supuesto que le hablen al muñeco y lo vean como un ser vivo”.
“Aunque
hace tiempo que no actúo en un teatro, prefiero el trabajo comunitario. Allí lo
mismo te encuentras a un niño de dos años que a uno de tres u 80”.
Hace apenas
unos meses, construyó su último muñeco: una marioneta vestida con vivos
colores.
“La realicé
en septiembre de 2011 inspirado en la actriz, cantante y bailarina Zenia Marabal. Esa
marioneta es un homenaje a ella y me gusta utilizarla mucho porque me recuerda
a los artistas que en el pasado siglo tenían que hacer de todo para buscarse
cuatro pesos, además a los niños les gusta mucho”.
Manolito
tiene en su casa también un Centro de documentación con numerosa información
sobre la historia de los titiriteros en Cuba; la trayectoria teatral de los
Hermanos Camejo; libros, revistas cubanas y extranjeras que abordan esos temas,
así como también su carrera artística que alcanza ya más de medio siglo.
Con Pelusín y la Abuela |
“Cuando veo
cualquier dato interesante inmediatamente lo guardo, siempre estoy detrás de
nuevas informaciones o libros que se publican. Muchas personas han encontrado
acá bibliografía para tesis, o trabajos investigativos. Mis puertas están
abiertas a todo el que lo necesite”.
Con sus 73
años y algunas dolencias que de vez en vez aparecen, Manolito está siempre
dispuesto a hacer reír a los niños. Actualmente monta una historia de dos
hermanos que le tienen miedo a los fantasmas y aunque algunas dolencias en los
huesos le impiden trabajar por ahora, Manolito será siempre un artista feliz de
vivir entre títeres.
Títeres de varilla |
La vaca Queta hace medio siglo |
Con una marioneta |
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