Sumario: Aunque uno de los mayores logros sociales de la Revolución Cubana ha sido la gratuidad de su sistema de salud, estos servicios sí cuestan.
Ángela sintió hoy que le está por caer catarro. Para colmo ayer sobre las diez de la noche se lavó la cabeza con agua fría, y aunque sabe que eso es fatal para su asma, no dudó en hacerlo. Hoy amaneció con dolores de garganta y la nariz tupida.
Después de varios días tosiendo y con dolor en el
pecho. Decidió ir al cuerpo de guardia del policlínico más cercano. “Efectivamente
tiene gripe”, le diagnosticó el médico y le orientó realizar inhalaciones,
tomar abundante líquido, etc.
Aún así Ángela necesita más pruebas. Creyéndose con los
pulmones congestionados le pide a una amiga que le realice una radiografía. Pero con una “rayos X”
no le basta, precisa de más exámenes: un ultrasonido (ni sabe para qué) y unos
análisis de sangre para “descartar” cualquier otra cosa.
Sin embargo Ángela no sabe, que sus pruebas no
indicadas le cuestan diariamente al país miles de dólares y aunque su cuenta
aumenta, no se le cobra.