Ayer fue 14 de febrero, el presupuesto no nos alcanzó para esa cena en el Polinesio que desde hace tiempo planeamos, pero igual decidimos salir.
Al final decidimos aventurarnos al coppelia tras las bolas de helado de 50 centavos. La cola era inmensa, como siempre, y fuimos hasta otro lugar.
Con apenas un CUC nos hicimos de un refresco de limón, y unas galleticas de esas que glotonamente adoro. El malecón estaba repleto, pero encontramos un huequito para degustar las confituras y hasta cantar Some one like you de Adele. (Por cierto se las recomiendo)
Al final decidimos aventurarnos al coppelia tras las bolas de helado de 50 centavos. La cola era inmensa, como siempre, y fuimos hasta otro lugar.
Con apenas un CUC nos hicimos de un refresco de limón, y unas galleticas de esas que glotonamente adoro. El malecón estaba repleto, pero encontramos un huequito para degustar las confituras y hasta cantar Some one like you de Adele. (Por cierto se las recomiendo)
Pero apenas una hora pudimos disfrutar del mar, caminamos para acercarnos a la parada y tomar la última guagua. Yo seguía cantando, ahora Pobre corazón de Adrián Berazaín. De tu mano, feliz.
Terminamos abrazados en un parque oscuro, o mejor abrazándote yo, porque no traías abrigo. Ayer fue el primer 14 de febrero compartiendo de a lleno la vida, y justo como hiciste hace tres años, digo te amo el 15, porque cualquier día es del amor.
Terminamos abrazados en un parque oscuro, o mejor abrazándote yo, porque no traías abrigo. Ayer fue el primer 14 de febrero compartiendo de a lleno la vida, y justo como hiciste hace tres años, digo te amo el 15, porque cualquier día es del amor.
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