Mami siempre ha dicho que las sombrillas abiertas
bajo techo traen mala suerte y atraen rayos. Y no podría ser de otra manera. ¡Qué
buena suerte puede tener una familia estafada, dos veces!¡Mal rayo les parta! No
bastó con que las mantas de impermeabilización fueran sustraídas de alguna
construcción estatal, o que el gas para el trabajo tenga que ponerlo el
cliente, o que el precio final sea una exorbitante cifra en CUC.
La vieron vieja, sola y enferma: era la ganga. Se
aprovecharon la primera vez cuando el trabajo quedó a medias. Se aprovecharon
la segunda vez cuando arreglaron una gotera y aparecieron, de la nada, otras.
Estuvo a su favor el clima. Los aguaceros de aquellos meses secos no eran
prueba de calidad suficiente. Tenían un pacto con San Pedro, seguramente.
Estudian los pronósticos y épocas secas, poco probable. Pero en aquellos días
tuvieron suerte, porque las goteras se mostraron varios meses después.
Mami no se quejó. Qué podía hacer. Ya bastantes problemas
tiene encima. Pensó pedir ayuda —gratis— a quienes saben impermeabilizar
techos, pero como bien dice la frase: regala´o murió en el ´80. Le aconsejaron
escribir y apelar a la solidaridad del delegado del MICONS —ella le dio más de
30 años de su vida a ese ministerio, lo avala su medalla Armando Mestre— pero
es una mujer demasiado orgullosa para ese tipo de favores.
Se conformó con poner ollas bajo cada gotera;
acumular nylons para cubrir las camas;mover los muebles de lugar cuando
amenazaba con llover; amarrar una piedra a una tira y colgarla de la puerta
para que escampara; irle en contra a su superstición y abrir las sombrillas
bajo techo, a expensas de la mala suerte y de los rayos.
Esta tarde llamaré a Daniel. Ya sé que es mentira
que trabaja en La Habana. Así se escondía las veces que mami le intentó
reclamar. Lo llamará una nueva cliente. Diré que aquí no vive ya aquella
señora. Volveré a pagarle su flamante cifra en CUC, “receptaré” sus mantas
estatales, proporcionaré la balita de gas que necesita. Bastante ha llovido ya
sobre mi familia. Estoy harta de goteras.
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