No cuestiono los motivos de su decisión. Algunas de sus
razones son mías propias y sería hipócrita negarlo. Pachi no huyó de Cuba, se
fue porque le dio la gana, y con sus frustraciones profesionales y personales
decidió tomar el riesgo. Llegó a los 20 días de travesía. Pachi caminó por la
selva, se escondió varios días en una casa, se agachó tras una piedra, escapó
de disparos, conoció en su viaje a más de 100 cubanos, aprendió en esas noches
a rezarle a Dios, pasó hambre y miedos, montó en camiones, barcos, guaguas,
avión y se prometió asimismo que si salía vivo de aquello escribiría un libro.
Cuando llegó por fin a EEUU con su acompañante o protegida,
había bajado varias libras, corrido muchos riesgos, pero estaba contento de alcanzar
su sueño, aunque su título universitario terminara en la cocina de alguna
cafetería o restaurante. Pero esa no sería una frustración para él porque podría
ayudar a su madre jubilada y a su hermana, ahora en la universidad.
Espera al año y un
día para empezar a planear venir a verlas, cuando tenga su residencia, como
permite a los cubanos que toquen suelo norteamericano, por cualquier vía, la Ley de Ajuste Cubano, es misma que los incita a irse por cualquier vía, con cualquier riesgo.
Pero Pachi tuvo suerte, porque en la desesperada carrera de
muchos ante la especulación de la eliminación de esta ley que pone ventaja en
lo emigrantes cubanos sobre otros, y por consecuencia los incita alcanzar de
cualquier forma el sueño americano, llegó bien y no le ha tocado vivir la
situación de los casi dos mil cubanos detenidos entre las fronteras de
Nicaragua y Costa Rica.
Mientras leo todas las noticias sobre el tema, miro las
fotos detenidamente, porque tal vez encuentre en alguna a mis amigos, porque de
Pachi nunca imaginé tal riesgo.
Sí, grupos de traficantes de personas son quienes garantizan
el paso por estos países donde a los cubanos se les entrega un salvoconducto
para atravesar el territorio en un periodo inferior a un mes. Y eso es todo lo
que necesitan. No creo que alguno desee establecerse en ninguno de esos países,
la meta son los Estados Unidos, no es secreto para nadie.
Exijo, aunque nadie me escuche, al menos hago uso de mi
derecho de expresarme, que se les de a los míos el tratamiento estipulado en
cada nación para estos casos. Que los dejen pasar si acaso dejan también pasar
a los de diferente nacionalidad, que no sean víctimas de la violencia, que los
míos no son una amenaza contra la seguridad de nadie, acaso si no a la de ellos
mismos.
Por mi país, espero que recuerden que son cubanos, en
cualquier lugar y que se respeten sus criterios y deseos de emigrar. Por otro
lado me alegra que tengan la posibilidad de volver, si así lo desean.
Lo ideal sería que EEUU cumpliera sus acuerdos migratorios
con Cuba y diera más posibilidades para una emigración organizada y segura, pero
ya estoy acostumbrada a que lo ideal no sea lo real.
Creo que esta situación debería ponernos a pensar y sería
mejor detenernos en las causas de por qué quieren hacerlo, por qué las filas
cada vez tienen más jóvenes, más profesionales, más de mis amigos como Pachi.
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