Por Glenda Boza Ibarra y Armando Sáez
Chávez
Recuerda como si fuera ayer aquel medio
día en que lo citaron. A esa hora le dolió el doble no haber podido alcanzar la
universidad. Los próximos dos años no pintaban bien.
Su mamá lo acompañó a aquella pequeña
oficina cerca de su casa. El oficial esperándolo era su primer acercamiento a las
Fuerzas Armadas Revolucionarias (FAR).
Con incertidumbre realizó su inscripción
y comenzó a prepararse para una de las etapas más importantes en la vida de los
hombres cubanos y algunas mujeres: el Servicio Militar Activo (SMA).