Cada uno de sus relatos y anécdotas me han
transportado en el tiempo hasta aquella madrugada del 26
de julio de 1953.
Hace varios
años fui por primera vez al cuartel
militar convertido hoy en escuela. Son desgarrantes las imágenes de los
revolucionarios torturados hasta la muerte, la ropa ensangrentada, los objetos
personales de Haydée, Mario Muñoz, Renato
y tantos otros. E igualmente es impresionante la pasión y valentía de aquellos
hombres que en plenos carnavales, se unían para derrocar la tiranía. Tenían
varias procedencias, desde los más humildes choferes, hasta estudiantes
universitarios.
Los asaltantes al Moncada, marcaron una página en la
historia de Cuba para siempre, tanto así que es ese el día de la rebeldía
nacional, y la segunda fecha más importante, a mi juicio, después del primero de
enero de 1959.
Gloria pues a los 61 héroes caídos aquel día de
julio y que descansan en el mausoleo de los mártires del cementerio Santa Ifigenia
en la ciudad Héroe (Santiago de Cuba).
Gloria a Haydée Santamaría, quien descansa junto a
ellos, a pesar de haber muerto 37 años más tarde.
Gloria a los cubanos que lo dieron todo por
esta libertad.
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