La
cola en las afueras es inmensa. Desde horas antes la gente sabe que iban a
reinaugurar la tienda —como si eso supusiera nuevos productos y precios. Pero
aún así la cola en las afueras es inmensa.
Tras
bajar la “marea humana” aglomerada en la puerta, con la curiosidad típica de lo
nuevo, invitas a un amigo a ver cómo ha quedado el lugar.
Por
todos lados hay gente haciendo compras: lavadoras, vasos, “porta cosas” de
cocina, tasas, ramos de flores plásticas, lámparas, etc. Y con ellos la típica
matazón a la que estamos acostumbrados, porque si bien son tiendas con los
mismos productos de siempre, cuando son reinauguradas es cuando aparecen en
grupo los compradores.