“Así como
Olofi- Jesucristo, no hay un solo altar sin una luz por ti”
Algo
divino debe haber protegido a Fidel durante toda su vida. Unos dicen que fue
obra de Lina, su madre, fiel devota de la Virgen de la Caridad del Cobre; otros
que fue la estampa de la patrona de Cuba regalada por una niña santiaguera; y
varios, que fueron los santos de la religión yoruba.
Lo
cierto es que algo divino debe haber protegido a Fidel durante su toda vida. La
forma en que burló el tiempo y el odio; el amor que le profesaron en todo el
mundo; el carisma y la empatía que sintieron por él “apolíticos” devotos de varias religiones y
creencias; arroja una sospecha de cuánto estaba protegido aquel hombre en cuyo
hombro se posaron palomas blancas en más de una ocasión.
Precisamente
ese gesto de las aves, según la regla de Osha-Ifá, es un símbolo de los
elegidos: “dentro de la santería existe un PATAKY que explica cómo los grandes
sacerdotes de la religión santera serán aquellos que Olofi escoge, mandando a
una paloma a posarse sobre el hombro izquierdo”. Y sea casualidad o no, puede decirse que Fidel
fue el Elegido, al menos de la historia.