miércoles, 28 de octubre de 2015

Una sonrisa que vive eternamente

 
 A mí siempre me ha gustado sonreír, aún en los momentos más tristes. Las sensaciones que puede traer una sonrisa, son curativas del alma, allí donde habitan los peores males. Por eso Camilo me cae bien. Por eso, en sus fotos, casi siempre risueño, puedo notar una cualidad que adoro y admiro: la de sonreír.
No es que lo imagine disparando fusiles a carcajadas, ni heroificándose en Yaguajay con chistes, o sobreviviendo a su condición humilde contando bromas.
Pero aquel entusiasmo y alegría por el cual se le conoce, ese que le hizo inolvidable en su gente, es también trascendente para mí.
Podría entonces imaginarlo ahora de niño y sastre feliz, mientras toma las medidas de otro o juega con el pie a hacer funcionar la máquina de coser; o de estudiante de escultura en la Academia de Artes Plásticas de San Alejandro, esculpiendo seres alegres, gozosos siempre; o llegando a la Gran Manzana de Nueva York, ansioso de mejorar su vida y jaraneando como un típico cubano. Incluso, si cierro los ojos no hace falta mucho esfuerzo para notarlo disimulando con risas aquel primer balazo en una manifestación de protesta y en honor a Antonio Maceo, con solo 23 años.

jueves, 8 de octubre de 2015

¡Oye, tú, publicítame! (+ Video)




Lo que no se anuncia, no se vende. Así reza un viejo adagio eludido en medio siglo por la mayoría de las empresas en Cuba. Sin embargo, la incorporación de cuentapropistas y cooperativas no agropecuarias a las dinámicas de la economía nacional, hacen necesaria la publicidad, a fin de propiciar la competencia y el éxito de los negocios.
Con ese propósito circula en el país desde el pasado mes de mayo la revista Ofertas, publicación mensual de la Agencia de Información Nacional (AIN) que, no obstante, todavía desconocen en Cienfuegos varios de los trabajadores no estatales, según se constató durante la indagación periodística.

Menos mal que existen… (+Video)



 Pasó mucho tiempo para que entendiera al Che. Me pareció siempre cuestionable esa valentía de dejar a la familia e irse a pelear y morir por tierras ajenas.
A esta altura me pregunto si alguna vez sus hijos le cuestionaron como tantas veces hice yo. A esta altura me pregunto si algún día tendré su valor. A su altura comprendo entonces el verdadero significado de altruismo.
Cuando escuché de su historia por primera vez, hace más de 20 años, sentí el padecimiento del asma, como lo único en común, sin embargo, por allí comencé a comprenderlo.
Entendí sus días de “respiración entrecortada”, atravesando la Sierra húmeda, la selva espesa. Sobreviviendo a las noches del pitido en el pecho, de la sensación de no poder llevar a los pulmones el aire que sobre y pensar todo el tiempo en la posibilidad de morir. Solo entonces supe la diferencia entre nosotros: él nunca temió a la muerte.
¿Cómo puede no temerse a dejar de estar vivo, a cerrar los ojos para siempre?, me pregunté hace 20 años.