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domingo, 16 de junio de 2013

Solo hace falta un hombre para hacerme feliz: papá (+ Canción)

 Mi papá nunca quiso que yo viniera para Cienfuegos, se opuso fervientemente y yo como hija malcriada  al fin no le hice caso.
 Aproveché su estancia en Viet Nam y hasta una cierta separación luego del divorcio, para hacerme la independiente y tomar sola estas decisiones.
Sé que esa será siempre la única que él me reproche. No por alejarme del nido, sino por las cosas que perdí, entre ellas la más importante el tiempo con la familia.
A veces, pienso en todas las cosas que me dijo cuando le comuniqué la decisión, aquella cara que puso de no estar de acuerdo, pero tampoco detenerme.
Ari fue el pelotero que quería
Mil veces trató de convencerme, aunque no lo hiciera directamente, aún pienso que todavía lo hace. Esa necesidad imperiosa de estar cerca de la familia, me la creó él mismo, con sus fiestas por cualquier fecha,- excusa para reunir a la familia-, sus viajes obligados a Amancio para ver a los primos y tíos, sus órdenes de visitar todos los días a mi abuela y él después que dejamos de vivir juntos.
Por eso no creo haber dejado el nido aún después de tanto tiempo. Todavía tengo necesidad de verlos, hablarles a cada instante. Aún en esta distancia horrible que la propia vida y sus durezas le han creado a mi familia, volvemos todos al mismo lugar.
Papá y mamá con sus tres hijas
Papá siempre ha sido mi héroe, a veces lleno de errores, a veces “inbesable” o “inabrazable”. A veces mirándolo de lejos, como un ídolo.
 Recuerdo que fue él la primera persona que me dijo que aprendiera inglés y computación. Era un previsor, pues sus consejos llegaron cuando apenas jugaba en la primaria con la tortuga del sistema MSX Logo.
Y yo seguí sus consejos, aunque me enojara por nunca enseñarme a manejar, o tratar a mis primos como los hijos varones que siempre quiso y que su propia genética le negó.
Sin embargo no le hacía falta un hijo hombre. No tenía nadie mejor comisión de embullo que él durante sus juegos de softbol; ni le hizo falta un varón para explicarle de empalmes o conductividad de los metales, o a poner un tubo de luz fría, o una cadena a la bicicleta.
Es cierto que no pude nunca ayudarle a pelar un cerdo para asarlo en fin de año, o coger un ponche a la goma del carro, pero fue tal vez porque no lo intentamos. Sin embargo, siempre tuvo una pareja de baile, un “cochofer” a su lado, o alguien que le acompañara en sus primeros pasos por la computación.
Papá solo tuvo dos hijas de sangre, y otra que le entregó la vida para hacerla suya, y supo hacerlo con defectos y virtudes. Rodeado por mujeres toda su vida sabía que solo hacía falta un hombre para hacernos feliz, él mismo: papá.

Esta canción la pusieron en mi video de los 15 y es muy especial para mi porque me recuerda  a mi papá.


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