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martes, 24 de junio de 2014

Por fin, un hotel para los universitarios…………………… de otros países


Este viernes descubrí en el semanario Girón, que por casualidad llegó a mis manos, una noticia asombrosa: El hotel Sun Beach de VARADERO propone este verano una oferta exclusiva para el mercado juvenil el Club Universitario Bellamar, un hospedaje para jóvenes de Cuba y el resto del mundo.
Ansiosa por encontrar más detalles, porque créame estas noticias son únicas, e ilusionada porque definitivamente podrían los más noveles conocer ese otro pedazo de Cuba o tal vez un pedazo de esa otra Cuba, continué leyendo.

domingo, 15 de junio de 2014

Solo un hombre para ser feliz: papá


El día que supo mi sexo seguramente papá hizo es mueca que se le dibuja en el rostro cuando no está conforme con algo. Conmigo su anhelo de tener un varón a quien llamarle José, se fue a bolina.
Para colmo por la edad era el último hijo que mamá debía tener. Cuenta ella que siempre tuvo un bate y pelota guardados, por si acaso. Tal vez ese es el motivo por el cual las fotos mi hermana Ara incluyen hasta casco.
Pero su propia genética le negó el varoncito que esperaba, porque sí, son los hombres quienes determinan el sexo del bebé durante la gestación, aunque como a mi padre, a algunos les cueste creerlo. No bastaron sus ganas inmensas de tener descendencia masculina, pero tampoco le hizo falta.

jueves, 5 de junio de 2014

La verdadera historia de los cocheros de Cienfuegos (+Audio)


  Amados y odiados por la misma gente, por aquella relación que minimiza con ellos los problemas de transporte, y maximiza el gasto de dinero en el traslado rápido hacia cualquier lugar, los cocheros fueron centro de atención a inicios de esta semana, cuando en un acto de inconformidad con nuevas medidas a aplicar, algunos cesaron sus labores durante la jornada del lunes.

domingo, 1 de junio de 2014

Los niños más felices del mundo viven en Cuba


  Yo no sé si fue el Período Especial, la entrada al nuevo milenio, pero no me puedo quejar de mi infancia.
  Es cierto que casi todas mis muñecas fueron las mismas que mi hermana mayor había cuidado tanto y que unos años antes de yo nacer la mediana dejó sin pelos, pero fui feliz con aquellas “medio calvas” que nada tenían que ver con las barbies, -aunque de estas otras también tuve-.
  No sé si fueron aquellos juguetes de “afuera” que mi vecino repartió a los niños del barrio cuando entraba en los veinte; o los muñequitos rusos, que eran de allá, aunque fueran de otro país. No sé qué sería, pero tuve una infancia de la que no me puedo quejar.