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jueves, 28 de enero de 2016

Y en la víspera.... Martí (+ Galería de fotos)



La noche se ilumina de una forma diferente el 27 de enero. El día amanece distinto el 28. El peso de una tradición de más de 60 años alumbra con fuego la noche de vigilia martiana; horas más tarde se espera el nacimiento de un hombre, del más universal de los cubanos y también por qué no, del más puro, a pesar de sus humanas imperfecciones.
Es posible que para algunos la marcha de las antorchas no sea un acercamiento a José Martí y seguramente muchos de los niños que se disfrazan de sus personajes en el desfile del 28 de enero conozcan solo Loszapaticos de rosa, pero el hecho de caminar sintiéndolo, o al menos escuchando su nombre en arengas y consignas, nos acerca a quien fuera por sobre todas las cosas, patriota.
Pasa el tiempo y Martí se nos aparece en cualquier fecha, a veces a tiempo, a veces lamentablemente, demasiado lejos en vida, pero nunca, a pesar de la tardanza, en vano.
En la víspera de la vida, el amor, el patriotismo, la soledad, la espera, la esperanza; en la víspera del futuro siempre.... Martí.

Caminamos por Martí

viernes, 8 de enero de 2016

Christopher, Cienfuegos, The Boston Globe y yo

Tomada de The Boston Globe


Christopher Muther y yo no somos amigos, ni siquiera nos hemos visto nunca, pero sentimos la misma atracción por una ciudad: Cienfuegos.
Hace pocos días el diario estadounidense The Boston Globe, del cual es periodista especializado en viajes, incluyó en primer lugar a la ciudad de Cienfuegos entre sus recomendaciones de los sitios más sugerentes a visitar este año.
Según me comentó, incluyó a Cienfuegos en su lista por que “me siento a menudo eclipsado por La Habana y Trinidad, y pensé que era un lugar encantador que la gente debe tomar el tiempo para ver. Obviamente las personas que nunca han visitado Cuba irán a La Habana, pero pensé que Cienfuegos era un poco más relajado”.

martes, 5 de enero de 2016

No hay pastoral contra el crimen (+Video)



Mi madre hubiera querido ser alfabetizadora, pero cuando llegaron aquellos días de campaña apenas tenía 11 años y cinco hermanos para ayudar a criar. Esa fue una hazaña que le gustaría contarles a sus hijas y nieto, pero nunca sucedió.
Es por ello su insistencia siempre, en recordarme tales años de lápiz, cartilla y manual, de valientes adolescentes quienes se fueron a las montañas a enseñar e incluso, a morir haciéndolo.
Por un poema declamado por mamá en cada jornada de recordación, conocí de Conrado Benítez García. Esos versos de El Indio Naborí han sido los únicos que le he visto recitar en su vida, y cuánto siempre la emocionan.
Señor cura, simple y bueno/ era Benítez García/ ébano que sonreía/ en un resplandor sereno. Era como una vaso lleno/ de comprensión y ternura/, era la misma dulzura/ hecha muchacho jovial/. Escriba una pastoral/ contra el crimen/ Señor cura.