No cuestiono los motivos de su decisión. Algunas de sus
razones son mías propias y sería hipócrita negarlo. Pachi no huyó de Cuba, se
fue porque le dio la gana, y con sus frustraciones profesionales y personales
decidió tomar el riesgo. Llegó a los 20 días de travesía. Pachi caminó por la
selva, se escondió varios días en una casa, se agachó tras una piedra, escapó
de disparos, conoció en su viaje a más de 100 cubanos, aprendió en esas noches
a rezarle a Dios, pasó hambre y miedos, montó en camiones, barcos, guaguas,
avión y se prometió asimismo que si salía vivo de aquello escribiría un libro.
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jueves, 19 de noviembre de 2015
La riesgosa ruta cubana hacia Estados Unidos
Pachi nunca me dijo que se iba a Estados Unidos, mucho menos
que el padre de una amiga le pagó para que acompañara a su hija a través de la
ruta terrestre que los llevaría atravesando países hasta México, en cuya
frontera estadounidense él los estaría esperando. Fue quizás su fisonomía
guapetona, su astucia, inteligencia y conocimientos en inglés la garantía para
aquel viaje lleno de riesgos que nunca me comentó porque yo misma le hubiera
advertido los peligros: No lo hagas.
domingo, 1 de noviembre de 2015
Una pelea cubana contra demonios empaquetados (+Video e Infografía)
Cuando la televisión —sin cajita— y el resto de los medios de información no satisfacen las demandas de la mayoría, algo anda mal. Entonces aparecen las alternativas: “bancos” de casetes VHS grabados en hoteles e instalaciones con acceso a múltiples canales foráneos; amigos que regresan del exterior cargados de películas, conciertos, páginas web, documentos y materiales audiovisuales descargados de Internet durante cientos de horas de desvelo; ventas de DVD de música y video sin el más mínimo respeto al derecho de autor… La tendencia es que el entretenimiento muchas veces, cueste más de lo debido.