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miércoles, 13 de noviembre de 2013

Jorge Luis Fermín Rodríguez ¿tras la sombra de Robeisis?



No muchos conocen de sus éxitos en el cuadrilátero. Solo algunos cienfuegueros, aficionados del boxeo, y sus vecinos de la Ciudad Electronuclear, saben con exactitud cuántas peleas y torneos ganó.
Fue un excelente atleta, lo dicen sus resultados, sin embargo, mejores figuras en su división, dificultaron su camino hacia a la gloria definitiva.
 Aun así, y a pesar de decepciones constantes dentro del boxeo, Jorge Luis Fermín Rodríguez, lleva en su sangre el deporte de los puños, tras varios años inactivo.
  Su nombre volvió a la gloria cuando uno de sus pupilos Robeisis Ramírez Carrazana, se coronó campeón en los Juegos Olímpicos del 2012 con solo 18. Sin embargo, Fermín, como lo conocen todos, no solo ha sido un estupendo entrenador sino también atleta.

Natural de La Sidra cerca del río Hanavanilla en el municipio de Cumanayagua, Fermín nació en el seno de una familia humilde de 10 hermanos, con quienes varias veces “cruzaba los guantes”.
“Empecé atrasado en el boxeo, con 14 años. En Santa Martina era jefe de albergue y me ponía las toallas en los puños para pelear con los muchachos”.
 Así lo descubrió el entrenador Lázaro Dan quien se quedó sorprendido con la facilidad que aprendía la técnica y la rapidez con que tiraba los golpes.
 Cuentan que en su casa, Fermín se paraba frente al espejo a practicar la parada de combate y los golpes rectos, porque su profesor le había comentado la importancia de corregirse por sí mismo. Con solo dos meses de entrenamiento ya dominaba los golpes rectos, ganchos y los cruzados.
“Me llevaron al gimnasio Cinco de Septiembre en Punta Gotica y allí comencé a prepararme para mis primeros juegos escolares, apenas dos meses después de ser captado. En ese evento gané en dos ocasiones y perdí con Licanor Barrientos, a quien “subió” Alcides Sagarra”.
 Ansioso por llegar también a la escuela nacional y decepcionado por no alcanzar su triunfo, Fermín continúo preparándose en Cienfuegos.
 A pesar de los fracasos, sus entrenadores sabían que con su corta edad y tiempo en la disciplina tenía todo lo necesario para enfrentar y vencer a quienes le pusieran al frente.
 En el jovencito, sobresalían su voluntad, interés y fuerte entrenamientos, como si el boxeo formara parte imprescindible de su vida.
 En 1986 se corona campeón de la Copa Tele Rebelde, y a partir de ahí comenzaría a cosechar triunfos en eventos nacionales e internacionales.
“Me coroné campeón en el ´90 de los torneos Nacional Playa Girón y los internacionales Giraldo Córdova Cardín y Batalla de Carabobo realizado en Venezuela. También alcancé medalla de oro en la Copa CEN en Cienfuegos,  en la cual fui seleccionado el atleta más técnico de la competencia y en el Torneo.
“Durante esa época me enfrenté a varias figuras reconocidas de la disciplina como Restituto Monteagudo, Nerlan Machado, Manuel Mantilla, Daniel Regalado, Adalberto Regalado, Maicro Romero, Lorenzo Aragón Armenteros, Raúl González, Pedro Orlando Reyes, Orlando Asensio, Rogelio Marcelo y obtuve victorias frente algunas de ellas”.
Reconocido como uno de los atletas con más participaciones en el Playa Girón (19), Fermín no pudo participar en el Mundial de la Habana (….) por una lesión en la cintura.
Entre decepciones volvió a su terruño natal, donde se mantuvo activo y participando en eventos locales en esta y otras provincias.
Estando activo estuvo en un Torneo por equipos donde efectuó 19 combates sin perder ninguno, además en sus años como boxeador nunca fue noqueado y solo puso las rodillas sobre la lona tres veces.
Comenzó su labor como entrenador en 2003, en el consejo popular de la CEN dedicándose a las categorías escolares.
“Disfruta enseñando a los niños mayores de nueve años. Varios han alcanzado resultado satisfactorio en competencias provinciales y locales. Además de encaminarlos en el boxeo también salgo con ellos a divertirnos y a hacer otras cosas propias de su edad”.
Pero es sin dudas Robeisis Ramírez, la mayor satisfacción de Fermín, tal vez porque como él, desde niño, este jovencito prometía grandes cosas.
 “Desde que lo vi sabía que Robeisis iba a ser grande. Cuando su maestra Mirtha me llamó y lo capté, tenía plena confianza en sus triunfos futuros. Al principio se me escapaba para el fútbol y la pelota, pero poco a poco le fui inculcando ese amor por el boxeo, hasta que pasó al equipo nacional”.
“Creo que es un excelente atleta y siempre aplicó los consejos que le daba. Con mi propia experiencia le inculcaba que siempre saliera decidido al combate y que fuera él quien diera primero. La combatividad es muy importante en este deporte… y cubrirse mucho”.
Dedicado por más de diez años a la captación y entrenamiento de jovencitos, no son los resultados de sus alumnos lo más relevante, sino la constancia y el trabajo logrado con ellos.
Tal vez el propio Robeisis necesite otra vez  algunos de los consejos de su primer entrenador para alcanzar el título mundial que le falta en su palmarés.
Allí estará entonces Fermín, conforme con vivir “medio albergado” en la CEN mientras pueda entrenar niños y ayudarlos en su camino al triunfo, aunque eso signifique también dejarlos ir.
Ahí radica el mérito de este atleta/entrenador. Ni sus sueños incumplidos, ni el crédito de otros por los resultados de quienes descubrió empañan su trayectoria. No vive Fermín a la sombra de nadie, brilla todavía, con su propia luz.

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