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viernes, 24 de mayo de 2013

El Moncada en melodías (+Audio, letra y video)

De melodías también está hecha la Patria y la Revolución cubanas. Algunas de las más trascendentales surgidas en el fragor de la lucha insurreccional, otras al calor de historias de hombres y mujeres cuyas vidas iluminaron el futuro.
De esas que surgieron por los asaltantes al Moncada disfrutamos en los 60 años apasionados desde aquellos sucesos.
Pasiones que quedaron en la melodía de estos cantos de lucha.
Marcha del 26 de julio
Compuesta por Agustín Díaz Cartaya a petición de Fidel, el Himno del 26 de Julio es un canto entonado o tarareado por varias generaciones de cubanos.
Surgió con el propósito de acompañar a los asaltantes de los cuarteles Moncada y Carlos Manuel de Céspedes el 26 de julio de 1953 y luego se convirtió en un himno para los revolucionarios.
Después de los asaltos, y prisionero junto a compañeros de ideas y armas, Díaz Cartaya le cambió una estrofa a partir de la observación de Fidel Castro, quien escribió en una nota …y a Thompson (seudónimo del autor) que recuerde la sangre derramada.
Por la sugerencia, compuso entonces: La sangre que en Oriente se derramó nosotros no debemos olvidar por eso unidos hemos de estar recordando a aquellos que muertos están; y sustituyó una de las partes originales.
Años posteriores, al ser musicalizado por Carlos Faxas y otros compañeros en la emisora Radio Cadena Habana, en febrero de 1957, el Himno del 26 de Julio tuvo otra modificación, testimonió su creador.
La palabra Oriente (de la estrofa mencionada) fue sustituida por la de Cuba para evitar regionalizarlo, señaló el también padre de la Marcha de América Latina.
De acuerdo con destacados revolucionarios, este himno estuvo presente en las cárceles, acciones clandestinas, combates e infinitos episodios de heroísmo.
Quizás el más recordado es aquel cuando en una visita de Batista al Presidio Modelo de Isla de Pinos (hoy Isla de la Juventud), los llamados moncadistas lo entonaron con fuerza para que al tirano le fuera imposible no escucharlo.
Desde el nacimiento de la emisora Radio Rebelde, creada por el legendario guerrillero argentino cubano Ernesto Che Guevara el 24 de febrero de 1958 en la Sierra Maestra, el himno estuvo entre sus trasmisiones.
Traducido a varios idiomas, entre ellos, ruso, inglés, francés, chino y alemán, se convirtió también después del triunfo revolucionario en canto de multitudes a nivel nacional e internacional. (Con información de Prensa Latina)


La letra del Himno, como se cantaba en la cárcel de Boniato y se tarareaba en el juicio
Marchando, vamos hacia un ideal
sabiendo que hemos de triunfar
en aras de paz y prosperidad
lucharemos todos por la libertad.
Adelante cubanos
que Cuba premiará nuestro heroísmo
pues somos soldados
que vamos a la Patria liberar
limpiando con fuego
que arrase con esta plaga infernal
de gobernantes indeseables
y de tiranos insaciables
que a Cuba han hundido en el Mal.
La sangre que en Oriente se derramó
nosotros no debemos olvidar
por eso unidos hemos de estar
recordando a aquellos que muertos están.
La muerte es victoria y gloria que al fin
la historia por siempre recordará
la antorcha que airosa alumbrando va
nuestros ideales por la Libertad.
El pueblo de Cuba...
sumido en su dolor se siente herido
y se ha decidido...
hallar sin tregua una solución
que sirva de ejemplo
a ésos que no tienen compasión
y arriesgaremos decididos
por esa causa hasta la vida
¡que viva la Revolución!

Letra del Himno, como se canta en la actualidad

Marchando, vamos hacia un ideal
sabiendo que hemos de triunfar
en aras de paz y prosperidad
lucharemos todos por la libertad.
Adelante cubanos
que Cuba premiará nuestro heroísmo
pues somos soldados
que vamos a la Patria liberar
limpiando con fuego
que arrase con esta plaga infernal
de gobernantes indeseables
y de tiranos insaciables
que a Cuba han hundido en el Mal.
La sangre que en Cuba se derramó
nosotros no debemos olvidar
por eso unidos debemos de estar
recordando a aquellos que muertos están.
El pueblo de Cuba...
sumido en su dolor se siente herido
y se ha decidido...
hallar sin tregua una solución
que sirva de ejemplo
a ésos que no tienen compasión
y arriesgaremos decididos
por esta causa hasta la vida
¡qué viva la Revolución!

Importante fue la inspiración que causó Haydée en los jóvenes que cultivaron la nueva trova cubana. Silvio, Pablo y Noel Nicola, se inspiraron en los relatos de la heroína para componer varias de sus canciones. En 1969 lanzaron el fonograma colectivo, “26 de julio: los nuevos héroes, cuya canciones ponemos a su disposición.

Todo el mundo tiene su Moncada o (Existen) de Silvio Rodríguez, inspirado en el asalto al cuartel Moncada y compuesto para un aniversario del mismo. Fue Haydée Santamaría quien le explicó la gesta revolucionaria.


Menos mal que existen
los que no tienen nada que perder,
ni siquiera la muerte.
Menos mal que existen
los que no miden qué palabra echar,
ni siquiera la última.
Se arriman a la noche y al día
y sudan si hay calor
y si hay frío se mudan.
No esperan echar sombra o raíces
pues viven
disparando contra cicatrices.
Escuchan se proyectan y lloran
debajo
de sus huellas, con tanto trabajo.
Se mueren sin decir de qué muerte
sabiendo que en la gloria
también se está muerto.
Menos mal que existen,
menos mal que existen,
menos mal que existen para hacernos.
Menos mal que existen
los que no tienen nada que perder,
ni siquiera la historia.
Menos mal que existen
los que no dejan de buscarse a sí
ni siquiera en la muerte
de buscarse así.
(1968)

Canción del elegido (dedicado a Abel Santamaría)
Silvio contaría que: Haydée hablaba de Abel y de todos con tanta poesía, que eso fue lo que inspiró la Canción del elegido. Después se me ha querido dar mérito por el lenguaje de esa canción, y yo creo que en gran medida se debe a la forma en que hablaba Yeyé. Y es muy satisfactorio para mí que esa canción sea tan conocida en tantos pueblos, sobre todo, en los pueblos de Nuestra América, porque es una canción que en gran medida es ella, que amaba tanto a los pueblos y a sus luchas.


Siempre que se hace una historia
se habla de un viejo, de un niño o de sí,
pero mi historia es difícil: 
no voy a hablarles de un hombre común.
Haré la historia de un ser de otro mundo,
de un animal de galaxia.
Es una historia que tiene que ver
con el curso de la Vía Láctea.
Es una historia enterrada.
Es sobre un ser de la nada.

Nació de una tormenta
en el sol de una noche,
el penúltimo mes. 
Fue de planeta en planeta
buscando agua potable,
quizás buscando la vida
o buscando la muerte
Haydée Santamaría y Silvio Rodríguez
—eso nunca se sabe—.
Quizás buscando siluetas
o algo semejante
que fuera adorable,
o por lo menos querible,
besable, amable. 


Él descubrió que las minas
del rey Salomón
se hallaban en el cielo 
y no en el África ardiente,
como pensaba la gente.
Pero las piedras son frías
y le interesaba
calor y alegrías.
Las joyas no tenían alma,
sólo eran espejos,
colores brillantes.
Y al fin bajo hacia la guerra...
¡perdón! quise decir a la tierra.


Supo la historia de un golpe,
sintió en su cabeza
cristales molidos
y comprendió que la guerra
era la paz del futuro:
lo más terrible se aprende enseguida
y lo hermoso nos cuesta la vida.
La última vez lo vi irse
entre el humo y metralla,
contento y desnudo:
iba matando canallas
con su cañón de futuro.



Pablo Milanés 

Pablo Milanés también recibió inspiración a sus canciones de la compañía y relatos de Haydée Santamaría. Así lo expresó el día que se le confirió la medalla con el nombre de la heroína.
 “Haydée fue como un rayo que iluminó mi vida para siempre, Haydée fue una flor herida como la de Rosstgard para la sensibilidad y la tolerancia, una espina clavada en el mal gusto y en el oportunismo, de quien pretendiera interrumpir lo que estábamos haciendo, no la música, sino la revolución, y así me persigue y la recuerdo en cada desafío cotidiano y lo constataré más con esta medalla en mi pecho de la que ella, naturalmente, estaría orgullosa”.
 Su canción Moncada fue un homenaje a aquellos jóvenes que dieron su vida por la Patria y acompañaron a Haydée en aquellos días de julio de 1953.


Del último amanecer sin alba quiero hablar,
no sé tendré palabras para decir.
Se dejaron de dar besos,
dejó de mirarse un árbol,
se iba buscando en el tiempo
que era largo.

Del último amanecer sin alba quiero hablar,
no sé tendré palabras para decir,
que cuando el orden de fuego se dio
una madre a su niño parió,
hubo tres gritos al tiempo,
se detuvo el viento.

Del último amanecer sin alba quiero hablar,
no sé tendré palabras para decir
que cuando el aire se tiñó
hasta la hormiga lloró en su dolor dolorida,
terminó la vida.

Del último amanecer sin alba quiero hablar,
no sé tendré palabras para decir.
Después de mucho anochecer
siete gigantes aún por caer,
una verdad,
mil mentiras,
se hizo el día.

Del último amanecer sin alba quise hablar...

(1969)


Haydée con jóvenes trovadores
También Noel Nicola recibió de los relatos de Haydée inspiración para sus canciones y fue así como surgió Hay un almanaque de 26 (o 26), y Qué hay (o Qué hay delante, detrás, al lado). El 18 de febrero de 1968, en la Casa de las Américas, con el estímulo de Haydée Santamaría, Silvio, Pablo y Noel dieron su primer recital en público, dando inicio al Movimiento de la Nueva Trova.

Hay un almanaque de 26 (o 26)


¿Cuestión de julios?
Más o menos siempre es julio.
¿Cuestión de hombres más o menos?
Por ahí andan.
¿Cuestión de decisiones?
Más o menos, casualmente,
momento más ser humano suman 26.
 ¿Cuestión de seres superiores?
No lo creo.
¿Cuestión de hombres con “H” grande?
Eso sí.
Si le cupiera más de un corazón
a un ser humano,
cada de uno de ellos
tuvo de seguro 26.
 Amanece,
y a cualquier hora se siente
pero ahora está amaneciendo.
 ¿Cuestión de esquemas y valores?
No lo dudo.
¿Cuestión de haber nacido a tiempo?
Puede ser.
¿Cuestión de mostrarse similares?
Siempre hay tiempo:
hay un almanaque lleno de días 26.
 Amanece.

También el tema Qué hay fue incluido en el disco. (+ Video)

Qué hay (o Qué hay delante, detrás, al lado)
¿Qué hay delante de la vida, por detrás de la muerte, al lado del amor? ¿Qué hay, qué hay en una sonrisa, qué hay en una hoja escrita, qué hay en un reloj? Lo cotidiano se agiganta ante los ojos, o es que los ojos se hacen grandes para verlo, de los participantes en la historia, de los que tuvieron la acción entre los dedos. La gente como yo que por entonces no vivía aún, o que era niña o niño aún, quiere saber qué olor tenía la ropa limpia, qué se sintió en los dientes y cómo se sudó.
(1969)

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