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viernes, 26 de agosto de 2016

Huellas para el futuro: un acercamiento a la economía ecológica (+Audio, Infografía y Fotos)





Sumario: En tiempos actuales para hablar de economía medioambiental muchas veces es preciso traducir en números y datos los perjuicios a la naturaleza, de otra manera puede que muchos no entiendan los daños a los ecosistemas.
La economía no siempre ha considerado los límites de los recursos naturales. De esa forma no siempre se plantea un enfoque ecológico que tome en cuenta cuánto se pueden explotar los recursos materiales y energéticos, sin causar alteración de los ecosistemas.
El equilibrio entre crecimiento económico, sostenibilidad ambiental y equidad social es el centro de atención de la Economía Ecológica (EE), una ciencia independiente, cuyos instrumentos son utilizados por un grupo de profesionales de la Universidad de Cienfuegos con el fin de proponer medidas encaminadas a proteger los recursos naturales disponibles.
Eduardo López Bastida, al frente de las investigaciones, señala que “son herramientas que evalúan y permiten proponer medidas encaminadas a disminuir ese efecto negativo sobre la Tierra y aumentar la calidad de vida de las personas dentro de las posibilidades reales del país, sin convertirnos en una sociedad consumista.
“Desarrollamos indicadores que desgraciadamente casi nadie conoce, como la huella ecológica, ciclos de vida, procedimientos para lograr matrices energéticas sostenibles, planes de producciones más limpias, normas de gestión ambiental y energética adaptadas a contextos específicos, programas para manejo integral de zonas costeras, agrícolas e industriales, etc.”.
Pudiera parecer entonces, a simple vista, que se trata de conocimientos teóricos sin resultados concretos, sin embargo, la correcta aplicación de esos instrumentos no solo beneficia la economía y la naturaleza, sino además la calidad de vida de las comunidades.
En tiempos actuales para hablar de economía medioambiental muchas veces es preciso traducir en números y datos los perjuicios a la naturaleza, de otra manera puede que muchos no entiendan los daños a los ecosistemas.
Así de inconscientes con la madre natura somos los seres humanos, por ello el profesor ejemplifica cómo en la microeconomía con sus resultados “han intervenido en más de 60 empresas donde se han detectado potenciales considerables de ahorro de energía, agua, materias primas y materias primas tóxicas; de disminución de las cargas contaminantes a la atmósfera, agua y suelos; y de aprovechamiento de los residuales”.

De manera más general, han ayudado en la toma de decisiones de importantes planes como los manejos integrados de la Bahía de Cienfuegos y sus cuencas aledañas, y la Playa de Varadero; políticas y estrategias de energética sostenible y las fuentes renovables de energía en Cuba y Guatemala; o definiciones de estrategias de sostenibilidad en los Ministerios de Industria, Energía y Minas, Educación Superior, Turismo, Agricultura, etc.
La investigación del Grupo de Economía Ecológica y Producciones más
Limpias, con casi 200 colaboradores, centra de esa forma su atención en el equilibrio entre crecimiento económico, sostenibilidad ambiental y equidad social.



La huella ecológica mide cuánta área de la tierra y del agua requiere una población humana para producir el recurso que consume y absorber sus desechos usando la tecnología prevaleciente.






Para muchas personas en el mundo el modelo de sociedad exitosa es el estadounidense sin embargo, se necesitarían 8 planetas para soportar la carga consumista de esa nación norteamericana.
Así lo expone su huella ecológica, una medición que desde hace algún tiempo indica la demanda de la humanidad sobre la naturaleza y la sobreexplotación que de esta hace el ser humano. Un término que indica el área de tierra requerida por una persona para vivir, la cual se compara con la capacidad de carga del planeta (cuánto puede soportar la naturaleza).
Pero, y ¿cuáles son los indicadores de Cuba? ¿Vivimos en la Isla acorde a los índices de desarrollo sostenible?
Huella ecológica de Estados Unidos





Fíjese en los numeritos de la izquierda en ambas tablas y verá la diferencia



Huella ecológica de Cuba

  
La huella cubana indica que cada uno de nosotros necesita 1.6 hectáreas para vivir y esa área esa tierra se reparte entonces en indicadores energéticos o huella de carbono, (cantidad de árboles a sembrar para disolver el CO2 consumido) la de alimentos; la de pastoreo para fomentar proteínas animales a consumir; de bosque (para el sustento de madera, leña y papel, etc); de pesca y de superficie construida.


Cuba figura entre los países con desarrollo sostenible, un indicador cuya suma combina alto índice de desarrollo humano y baja huella ecológica.
Aunque nuestra nación es de los pocos países que tiene una huella ecológica casi igual a la capacidad de carga, con un índice de desarrollo humano alto por los niveles de escolarización y salud fundamentalmente, existen muchas cuestiones aún por debajo de los parámetros ideales, como la agricultura y la energía.
“Alrededor del 98 por ciento de la generación de electricidad y el 80 de la matriz energética total se logran a partir de combustibles fósiles,…. con tanto bagazo, viento, y sol para aprovechar”, reconoce el profesor López Bastida.
“Hay una política definida con el fin de alcanzar en el año 2030 un 20 por ciento de energía renovable, pero en la actualidad solo tenemos un 6 por ciento. Existe la intención, pero nos falta hacer mucho todavía”, añadió.
“Igual pasa en la agricultura, donde cultivos como la caña, el café y otros exhiben significativos niveles de atraso con respecto incluso a naciones no tradicionalmente productoras”.
El grupo, además de determinar la huella ecológica de estos alimentos y otros como el huevo, también lo hizo de los municipios de Cienfuegos, e incluso el sector del turismo, resultados presentados a las máximas autoridades de cada territorio.
Asimismo la huella hídrica determinó que el consumo de agua de los nacionales, para no tener grandes jardines o carros como en la sociedad estadounidense, es similar a los de esa nación norteamericana, por tanto está desproporcionada.
Por ello “hay que enfocarse en la juventud para que comprendan cuánto se puede vivir bien sin tener por qué consumir más”.
El doctor en Ciencias ejemplifica que no podemos aspirar a que cada cubano tenga un carro, pero sí a que haya un transporte eficiente y eficaz, porque el camino del consumismo es insostenible.
“La sociedad cubana ha cambiado y a muchos jóvenes les interesan los sistemas consumistas: tener el último modelo de celular por ejemplo, aunque no sepan ni puedan hacer nada con muchas de sus prestaciones”. 
A pesar de los esfuerzos de este grupo de investigadores, queda mucho todavía por hacer para lograr una mayor conciencia ecológica, también en las materias vinculadas a la economía.
Datos alarmantes en cuanto al uso irracional de los recursos naturales, demuestran que actualmente la Tierra tarda 17 meses en regenerar los recursos utilizados en un año, de ahí la importancia de vincular tales indicadores de la economía ecológica a los procesos de cada país.
La humanidad necesita lo que la naturaleza le proporciona, pero estudios como estos permiten entonces saber cuánto utilizamos y modificar conductas de acuerdo a cuánto debemos utilizar.
Mientras a muchos podría no importarle el futuro del planeta por no avizorar en el tiempo la escasez de sus recursos; a otros les preocupa el mundo que quedará para su descendencia.
¿Dejamos hoy una huella hacia la sostenibilidad o el desastre? Sensato es entonces aplicar a nuestra economía conceptos ecológicos y a la postre modificar nuestra huella ecológica, antes que desaparezca la Tierra y no quede siquiera nuestra huella.
 



 

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