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jueves, 8 de octubre de 2015

¡Oye, tú, publicítame! (+ Video)




Lo que no se anuncia, no se vende. Así reza un viejo adagio eludido en medio siglo por la mayoría de las empresas en Cuba. Sin embargo, la incorporación de cuentapropistas y cooperativas no agropecuarias a las dinámicas de la economía nacional, hacen necesaria la publicidad, a fin de propiciar la competencia y el éxito de los negocios.
Con ese propósito circula en el país desde el pasado mes de mayo la revista Ofertas, publicación mensual de la Agencia de Información Nacional (AIN) que, no obstante, todavía desconocen en Cienfuegos varios de los trabajadores no estatales, según se constató durante la indagación periodística.
Las expectativas implican la posibilidad real de que los medios de comunicación abran puertas y ventanas a los anuncios comerciales, aunque de manera informal no son pocas las prácticas.
Beneficiosa, perjudicial o contradictoria, la publicidad llama con fuerza. Ya es hora de atenderle.

OPCIONES
“Nosotros hemos realizado publicidad con algunas revistas, muy costosas y con escasa llegada a la población, pues casi todas se dirigen a sedes diplomáticas y al turismo. O sea, cuesta mucho y no vemos el resultado”, afirma Juan Carlos Figueredo Ávalos, propietario del restaurante Bahía.
Cuba Contemporánea y Excelencias Gourmet constituyen dos publicaciones de referencia, pero su público potencial (extranjeros) no siempre coincide con la pretensión de los pequeños negocios: atraer al consumidor local.
La promoción en las páginas amarillas de la guía telefónica de Etecsa clasifica como la única opción estatal reconocida por los cuentapropistas, si bien los retrasos en la salida le restan méritos.
Ante este panorama, proliferan las iniciativas particulares. Leonor Hurtado Santana, copropietaria del salón de belleza D’ Leyras, cuenta que a los diez días de inaugurar el local hizo “unas tarjetas para divulgar los servicios. Fue bueno, porque enseguida la gente empezó a comentar”.
Por su parte, Mei-Ling Hernández Gálvez, dueña de la cafetería Big Bang sostiene que “la publicidad se encarece demasiado porque no existe una institución encargada del asunto. Uno la hace de forma empírica, mediante volantes, tarjeticas o aprovechando los espacios que nos ceden. Por ejemplo, en las ferias del Bulevar repartimos las cartas a las personas y llevamos una muestra de los platos. Eso nos ayudó bastante”.
La difusión de audiovisuales en carros de alquiler o a través de memorias flash con el itinerario de las mejores “paladares” del territorio, así como la apertura de sitios web y páginas en Facebook al servicio de hostales cienfuegueros, aparecen entre las alternativas que se gestan de modo “subterráneo”.
Tal desarrollo, incipiente y anárquico, deriva de las mínimas oportunidades que dispone el sector privado para la publicidad. Por esta razón, Julio César Águila Sánchez, comunicador social y profesor universitario, considera necesario “poner al alcance de los nuevos emprendedores las herramientas que les permitan contribuir al contexto económico que se quiere”. Cómo hacerlo, sin ruidos y discrepancias a la luz de nuestro sistema social, supone una disyuntiva.

ENFOQUES
Poco a poco se viene abajo el antagonismo entre publicidad y socialismo. Jorge Luis Lanza Caride, crítico de cine y medios audiovisuales, advierte que “es complejo, porque siempre se asocian los anuncios comerciales al modelo capitalista. Ello exige adaptarlos a un proyecto que busca ser sustentable, sin afectar los pilares éticos”.
No se trata de forzar el consumo irracional, sino de abrir una brecha a la rentabilidad. Para Yarek Pérez Cárdenas, copropietario del restaurante Doña Nora, “lo ideal sería darnos a conocer en la radio o en la televisión, porque hasta ahora dependemos de las opiniones que las personas comparten sobre nuestros servicios. Así es difícil llegar a la gente que vive distante de la ciudad o ignora la existencia del lugar”.
“Si no te conocen, ni te visitan ni vendes. Y eso deviene fundamental para que fluya el negocio”, apunta Figueredo Ávalos.
“Hace muchísima falta, porque determina los ingresos que pudiéramos obtener. El que más se anuncia, más vende, aunque no sea el mejor”, agrega Hernández Gálvez.  
A esta altura, nadie pone en duda la pertenencia de la publicidad, en tanto  favorezca un consumo organizado, diverso, enriquecido con la experiencia social del cubano y conforme a sus urgencias. Al respecto, Águila Sánchez recomienda “fijar principios y políticas de comunicación que sirvan de guía”.
Eduardo López Bastida, profesor titular de la Facultad de Economía en la Universidad de Cienfuegos, aboga por la aplicación de un “marketing moderado y colectivo a cargo de instituciones estatales, el cual será positivo mientras incite a la competencia leal y se inserte en los marcos de nuestro socialismo”.
Lo cierto es que hoy día parece imposible avanzar en la economía sin agarrar del brazo a la comunicación. Asumir la publicidad dentro de los medios de difusión masiva en el país, representa un desafío. Negarla resulta inadmisible.

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