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martes, 12 de marzo de 2013

Cambiar la hora sin cambiar el horario de la vida


Siempre que cambian el horario pasa lo mismo a los cubanos. Son varios los días en que debemos imaginar la hora anterior para percatarnos de en qué tiempo vivimos realmente. 
A esta hora fueran las tantas, comentan todos para ubicarse en tiempo y especio, sea horario de verano o no, que a esta altura al menos yo no sé distinguir.
Y es que parece que hasta para eso somos reacios al cambio. NO importa si es para aprovechar más la luz del día o no, lo cierto es que nos cuesta acostumbrarnos incluso a un nuevo uso horario que solo diferencia en una hora más o una hora menos.

Y ahí vienen los contras de dormir menos o menos, que en este último caso es más un pro, o amanece más tarde, oscurece más temprano, de noche para el trabajo o de día para la casa, y viceversa.
Tampoco es para hacer de esto una tragedia. Pero incluso cuando viajan a otros países, experiencia que no he podido comprobar, suponen: A esta hora fueran las tantas en Cuba.
Ciertamente vivir, sea en el horario que sea, constituye una oportunidad para hacer las cosas que sin importar una hora más o una hora menos, son las que significan el tiempo de la vida. Nada más.

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