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martes, 21 de febrero de 2012

Pellízcame que estoy soñando: quiero despertar en Cuba

Carlos Otero, popular conductor cubano

Ya no se habla de Carlos Otero. El hombre se quedó allí estancado, en un tonto programa (Pellízcame que estoy soñando) que para colmo nadie ve, y ni hablar de la reducción de plantillas que llegó hasta él. 
Aquí en Cuba era un ícono en la conducción televisiva, en Estados Unidos nadie lo conoce. El hombre decidió irse de su Isla después de tanto tiempo. Aquello fue una bomba para un pueblo que lo quería y admiraba desde su azotea en Sabadazo. Pero el mismo pueblo al que decepcionó, lo olvidó. Nadie lo culpa. Fue una decisión que tomó, él es mayor de edad.

 Pero, acaso será feliz?. Sí, realmente feliz, porque esas sonrisas que ponía en su programa tienen más pinta de nostalgia que otra cosa. Es cierto, ya le perdimos la pista, ni por USB nos llegan sus últimos invitados o los más recientes chistes de los humoristas que lo rodean. Pero sí nos llegan, y muy dentro, las pregunticas mal intencionadas que le hace a nuestros artistas (los cubanos que viven en Cuba),  para tratar de ponerlos en tres y dos, o los chistesitos políticos que forman parte del guión, que responde a su vez a los más obsoletos sentimientos anticubanos de una parte, mínima ya, de la población cubanoamericana.
Cándido Fabré improvisador cubano
Sin embargo, nuestros músicos y actores son grandes, qué grandes nuestros artistas que de la manera menos dañina le dicen lo que no quiere escuchar, o lo miran con aquello de: Qué clase basura estás haciendo compadre!, pero bueno, esa es la parte esencial de los dólares que recibe a principio o finales de mes, o del programa, no sé, no tengo ni idea.
Y después para completar la señora María Elvira, haciéndose la sabia, la defensora de los cubanos, la protectora. Pero ahí también los nuestros saben mandarla a la Pi 3,14, sin usar todas las palabras.
Los nuestros son grandes. El simple hecho de llegar a un país donde la primera pregunta que te hacen no tiene nada que ver con tu arte, sino más bien con la política, es un verdadero acto de coraje.
Como los Aldeanos, que fueron expulsados del hotel porque a su patria sólo la critican ellos, o Fabré que junto a las hermanas Nubiola (que hace algunos años se quedaron), supo cantarle a esta Isla con la convicción de sentirse cubano en Cuba, o como Paulito FG que no permitió que nadie los manipulara, o Buena Fe, que sufrió sobremanera por el acoso de la prensa anticubana.
Y cuántos “rabiosos” como Shakira, creyeron que por romper los discos de estos excelentes músicos la gente iba dejar de ir a sus conciertos, e incluso dejar de oírlos. (Qué ilusos!!)
Nuestros artistas demostraron su estirpe, resumida en estas líneas improvisadas de Fabré que fueron una galleta sin mano a todos los mal intencionados:

Si yo me olvido de mi vieja Sixta
Si me olvido de San Luis.
Si yo me olvido del Beni,
Si me olvido de Martí
Si yo me olvido del son,
De las claves y el bongó,
Si me olvido de la rumba
Y olvido este guaguancó,
Si olvido a Sindo Garay,
A Matamoros y a Chepín,
Si olvido a Enrique Jorrín
Y también a Rafael Lay,
Si me olvido del compay
Y acaso pierdo la fe
Si me olvido de Fabré
Y que yo vengo en progreso
Entonces diré que: a Cuba yo no regreso.
Y ahí se despertó del sueño Carlos Otero, me imagino que todavía debe tener roja la mejilla.

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