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jueves, 12 de enero de 2012

Niños apurados por crecer y vivir

A veces creo que he envejecido. Solo tengo 23 años y me veo bien lejana de los que a penas ahora entran en la adolescencia. Cuanto han cambiado nuestros niños y adolescentes, para bien y para mal. Cada tiempo es simplemente diferentes.
Recuerdo que cuando tenía 14 años aún pensaba en muñecas, cuquitas, y cosas de niños. también pensaba en noviecitos, pero solo de manos cogidas, besitos escondidos en algún lugar y el común deseo de crecer pronto.
Ahora los niños no necesitan crecer. A los 14 años ya se creen lo suficientemente grandes como para fumar, beber, tener sexo y hasta tener hijos.

¿Qué les pasó a nuestros niños, cuántos siglos pasaron entre mi generación y la actual? Y junto a esa pregunta la interrogante de cómo serán los que están por nacer. Mi generación esta “perdida” porque era rebelde, dudaba de todo y protestaba, con o sin argumentos. ¿Y esta? ¿A dónde ha ido el sentido de pertenencia que nuestros padres y maestros nos legaron?
Si los que ahora son padres pertenecieron a una generación de vanguardia, ¿cómo es posible que nuestros niños y adolescentes (y por su puesto hay excepciones) adolezcan de la inocencia propia de su edad, y sucumban ante banalidades y superficialidades del mundo actual.
Y para colmo los que piensan de otra forma, son mal mirados como “puntualitos”.
Los más terrible es que el mundo, a través de sus medios de comunicación los incita a madurar.
Toca a todos nosotros, hacer que nuestros niños transcurran cada etapa como deben y no se apuren ni a crecer ni a vivir.

2 comentarios:

  1. Glenn, no se puede ser cataclistas, recuerda que hace no mucho estos mismos argumentos que esgrimes fueron apuntados contra ti y los calibraste obsoletos. Los conflictos generacionales siempre van a existir, y es más responsabilidad nuestra que de ellos el hecho de que nuestros más jóvenes extravíen caminos. También es cuestión de percepción, moralidad y otras tantas cosas que ni tú ni yo podemos entender. Recuerda que siglos atrás las mujeres se casaban niñas y parían de igual edad prácticamente. No dudo de la preocupación sincera que adivino tras tus letras, también a mí me preocupa lo que será de mi Judith o de los futuros hijos que me lleguen. Pero creo que estaré allí para entender más que para juzgar, para acompañar más que para censurar, para guiar más que para imponer. Ellos harán, a edades en que yo no, las cosas que quizás no comparta, pero espero, más que nada, que sean felices e íntegros. La juventud nunca puede estar perdida, recuerda lo que nos enseñó Varona, todo tiempo futuro tiene que ser mejor. Ayudémoslos en vez de criticar. Un beso grande de María Antonieta.

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  2. Mari coincido contigo en que cada generación es hija de su tiempo, pero es precisamente por los más cercanos a mi por quienes temo que "cosas menos importantes" sean el centro sus vidas. Ese es mi mayor temor. Gracias por tus líneas que sin duda, complementan la intención que tal vez no quede muy clara en mi comentario.

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